ARACNET 9 - Revista Ibérica de Aracnología, 4 (2001): 99-103.

El alacrán en la cultura cubana contemporánea. Una aproximación.

Luis F. de Armas
Apartado Postal 27, San Antonio de los Baños, La Habana 32500, Cuba

Resumen

Se presenta un compendio de las principales creencias, mitos, usos y otras manifestaciones sociales y culturales del alacrán en Cuba durante el siglo XX. Aunque su función social no alcanza la relevancia que se observa en pueblos como el mexicano, su presencia en diferentes niveles de la vida social y cultural de la Isla le conceden cierta importancia.

Palabra claves: Scorpiones, etnobiología, cultura, folklore Antillas, Cuba.

 

Scorpion in the contemporaneous Cuban culture. An approach.

Abstract

It is provided a compendium of the main credences, myths, uses, and other social and cultural manifestations of the scorpion in Cuba during the 20th century. Although its social function does not reaches those relevance observed in peoples as the Mexican, its presence in different levels of the social and cultural life on the Island give it a modest importance.

Key word. Scorpions, etnobiology, culture, folklore, West Indies, Cuba.

 

Introducción

El concepto popular de alacrán

Cuentos tradicionales (orales)

Magia y religión

El alacrán en la música

El alacrán en la literatura

El alacrán en la medicina tradicional

El alacrán como objeto decorativo o prenda

Folclore

El alacrán en la toponimia y el lenguaje cubanos

Bibliografía

 

Introducción

El escorpión, que en Cuba y otros pueblos iberoamericanos es conocido como alacrán (vocablo que procede del árabe vulgar 'aqráb [Monzón Muñoz & Blasco Gil, 1996]), es un arácnido venenoso cuya picadura, además de traumática y dolorosa, puede cursar de manera grave y a veces fatal.

Elevados a la categoría de dioses por unos, considerados como una maldición divina por otros, y utilizados de muy diversas maneras desde tiempos antiquísimos, los escorpiones aún mantienen una importante función en la vida cultural y espiritual de muchos pueblos (González-Sponga, 1984; Cloudsley-Thompson, 1986, 1990; Matthiesen, 1988).

Hace algunos milenios, los habitantes de la antigua Mesopotamia dieron el nombre de Escorpión a una de las 12 constelaciones zodiacales. Las Sagradas Escrituras judeo-cristianas, contienen más de una decena de referencias a los escorpiones. En México, los mayas y aztecas también los endiosaron (González-Sponga, 1984; Cloudsley-Thompson, 1986, 1990; Matthiesen, 1988).

A diferencia de otros pueblos, cuya cultura logró sobreponerse a los efectos deletéreos de las invasiones y guerras de conquista, los habitantes aborígenes de las Antillas, y particularmente de Cuba, desaparecieron bajo los efectos de la colonización europea sin dejar apenas testimonios de sus manifestaciones socioculturales. La introducción de un elevado número de esclavos africanos, obligados a adoptar creencias y culturas ajenas, contribuyó a la heterogeneidad que hoy se aprecia en estas islas. En Cuba no se ha realizado ningún estudio etnobiológico que aborde de manera profunda la importancia y función de los escorpiones; no obstante, existen algunos datos sobre su empleo en la farmacopea tradicional (Morales Patiño, 1929; Feijóo, 1974; Seoane Gallo, 1984), y en ciertas manifestaciones folklóricas (Roig de Leuchsenring, 1946; Armas, 1986, 1998) y religiosas (Cabrera, 1954).

El presente trabajo recopila gran parte de la información dispersa sobre este tema y aporta nuevos datos obtenidos por el autor a través de conversaciones, entrevistas y observaciones directas, realizadas entre 1973 y 2001.

 

El concepto popular de alacrán

No son pocos los cubanos que afirman que "en Cuba no existen escorpiones, sino alacranes". Quienes así se expresan, al ser interrogados al respecto responden que "los escorpiones son grandes, muy venenosos y viven en el desierto". Esta concepción parece ser el resultado de la influencia de ciertos filmes de ficción. También es creencia popular que los alacranes utilizan las pinzas de los pedipalpos para picar, lo cual constituye un evidente error de observación.

Centruroides gracilis (Latreille, 1804) (Buthidae), comúnmente llamado "alacrán prieto" o "alacrán azuloso", es en Cuba el alacrán por antonomasia (Armas, 1998). Para muchos, "todos los alacranes son iguales"; aunque un pequeño porcentaje de personas, principalmente aquellas que viven en el campo o tienen una estrecha relación con la naturaleza, dicen reconocer entre tres y cuatro tipos diferentes de estos arácnidos. Algunos de estos "tipos" de alacranes son solo estadios inmaduros, por lo que en realidad son muy escasas las personas capaces de distinguir más de tres especies.

Rhopalurus junceus (Herbst, 1800) (Buthidae) recibe el nombre común de "alacrán colorado". Aunque es raro hallarlo en el interior de los domicilios humanos, su amplia distribución y abundancia contribuye a que sea muy conocido. Por otra parte, según R. Teruel (comun. pers., abril de 1997), en Cayo Saetía y Cabonico, Mayarí, provincia de Holguín, los campesinos llaman "conguito" o "alacrán conguito" a Heteronebo nibujon Armas, 1984 (Diplocentridae).

Núñez Jiménez (1985:40) recogió el siguiente relato de boca de un viejo pescador que vivió casi toda su vida en el Archipiélago Jardines de la Reina: "Allá en mis cayos nunca se ha visto majá ni culebra, ni ciempiés, pero abunda el alacrán. Existe un alacrán que tiene dos muelitas. Nosotros le decimos piquijuye. Es larguito y da unos picotazos bárbaros, pero no abunda. Sólo se ve de vez en cuando. Es más chiquito que el alacrán común." Es probable que el viejo pescador se estuviera refiriendo a los machos de Centruroides anchorellus Armas, 1976, especie que es muy abundante en esos cayos del sur camagüeyano (Armas, 1976).

Tampoco son muchas las partes del cuerpo que reciben un nombre común. Los términos "muelas", "muelitas" y "tenazas" son empleados indistintamente para designar las pinzas o para los pedipalpos en su conjunto. El metasoma es identificado como la cola o "colita", en tanto que para el telson y el aguijón, por lo general se emplean los términos de "ponzoña" (algunos emplean las corruptelas "penzoña", "pezoña" o "pezuña") y "figa".

También es muy frecuente la asociación que muchos establecen entre el alacrán y el matricidio (Armas, 1986, 1998). Las expresiones populares “Eres como un alacrancito, que vive en el lomo de la madre hasta que la mata”, “Eres como el alacrán, que se chupa hasta la madre que lo parió” y otras similares, son oídas con frecuencia (Armas, 1998).

Esta creencia, igual que la del pretendido suicidio cuando el animal es rodeado con fuego, no es exclusiva de Cuba, sino que está ampliamente extendida en otros países (Vachon, 1963; Matthiesen, 1988).

 

Cuentos tradicionales (orales)

Según Armas (1998), es frecuente escuchar en cualquier lugar de Cuba los siguientes cuentos, los cuales son narrados (excepto el último, cuya acción casi siempre se sitúa en Camagüey) como acaecidos en ese lugar.

1. Un día, los padres de un bebé de pocos días de nacido acudieron presurosos al oír su llanto angustioso. Lo tomaron en brazos y trataron de calmarlo. Pero no lo lograron y volvieron a colocarlo en su cuna, sin descubrir la causa del malestar. Cuando finalmente cesó el llanto del pequeñuelo, la madre acudió a cambiarlo de ropa y descubrió entonces, para sorpresa suya, a un enorme alacrán prieto enroscado bajo el gorro que cubría la cabeza de su bebé.

El cuento tiene variantes. Según la mayoría de los narradores, los padres no le hicieron caso al llanto del niño y cuando acudieron ya éste estaba muerto. Según otros, corrieron presurosos donde el médico y lograron salvarlo.

2. Hace algún tiempo, un matrimonio que vivía cerca de aquí se levantó temprano, como de costumbre, y preparó su café. Al poco rato ambos estaban muertos. Al revisar en la tetera donde habían colado el café, los vecinos encontraron un alacrán que había caído dentro.

Segunda variante, recogida por Armas (1998) en Moa, provincia de Holguín:

"Dos niños y su papá murieron porque tomaron café con leche que había sido preparado con café colado en una tetera dentro de la cual había un alacrán. La madre de los niños fue al campo a llevarle el desayuno a su esposo, después de habérselo dado a sus hijos. Al llegar a la casa halló a los dos niños muertos y salió corriendo a buscar al marido, pero cuando llegó ya este también estaba muerto."

3. El siguiente cuento también es referido por Armas (1998):

En Camagüey, durante la zafra de los 10 millones, un cortador de caña, para saciar la tremenda sed que tenía, se empinó el porrón por su abertura más ancha, evitando el lento proceso que implica tomar el agua por el pitón. De pronto sintió un terrible ardor en la garganta: era un alacrán que lo aguijoneaba sin misericordia. Tan insoportable y angustioso era su dolor, que en un arranque de desesperación agarró la mocha que llevaba y se degolló.

Estas tres narraciones poseen un elemento común: la magnificación de la acción dañina, fenómeno que es inherente a la imaginación popular.

 

Magia y religión

Según Cabrera (1954) uno de los objetos más importantes en algunos ritos afro-cubanos es el "fundamento", "nkiso" o "nganga". Se trata de una cazuela de hierro o barro en la que se depositan varios elementos típicos (tierra, agua, la firma del santo, palos o yerbas, huesos humanos, animales, etc.) y que en su conjunto son una caracterización de la divinidad misma. Entre los animales que la integran puede hallarse el alacrán, "fuerza" que al igual que las otras, obedece a los conjuros del ngangulero o brujo.

Narra Seoane Gallo (1984:161) que una mujer, para vengarse de los malos tratos que le infligía su marido, acudió a un brujo. Por indicaciones de éste, se cubrió la cabeza con un pañuelo negro y se ató a la cintura otro del mismo color, atravesó con un alfiler a un alacrán vivo y enfurecido, al que previamente había amarrado con un hilo negro. Entonces comenzó a llamar al marido por su nombre y apellido. Agarró un poco de grama, un colmillo humano, un pedazo de la camisa sudada del hombre y, reunido todo aquello "bien amarrado y rogado", lo llevó a una ceiba, sobre cuyo tronco clavó al alacrán, a la vez que continuaba clamando por la perdición de su marido y maldiciéndolo, hasta que el arácnido quedó sin vida, clavado en la ceiba.

Aquella misma noche, "el espíritu del alacrán picó a su marido, hechizado durante el sueño, y ese fue el origen de una enfermedad que lo llevó a la tumba unos meses después."

Armas (1998) refiere la práctica de quemar un alacrán vivo con el objetivo adquirir poder para detectar a los demás alacranes, donde quiera que estos se hallen escondidos. En tanto que hay quienes afirman que "el olor a alacrán quemado ahuyenta a los otros alacranes".

 

En alacrán en la música

Hace varias décadas era muy popular en Cuba una canción infantil, parte de cuya letra decía:

Mata al alacrán abuelita,
Mátalo con una escopeta,
Y si el cartucho no explota,
Mátalo con una chancleta.

El alacrán, crán, crán...
El alacrán, crán, crán...
¡Ay!, ¡te va a picar!

 

Más recientemente, disfrutó de amplia difusión otra cuyo título es "El alacrán". Su letra, de la cual se copian a continuación algunos fragmentos, refleja sentimientos de miedo y odio hacia este animal. Por fortuna, ya casi no se escucha:

Se le cortan las uñitas.
Coro: ¡Sí, señor!
Se le corta una patita.
Coro: ¡Sí, señor!
Y también otra patita.
Coro: ¡Sí, señor!
Se le cortan los ojitos
Coro: ¡Sí, señor!
.......................
Vengan todos, caballeros,
A matar al alacrán.
¡Qué animal tan peligroso!
Coro. ¡Ay!, ¡qué horror!
¡Ay!, ¡qué miedo!

 

Muy popular en Cuba es la canción que también lleva por título "El alacrán", y que en la década de los 60 puso en boga "Pello el Afrocán", aunque también ha sido interpretada por diferentes orquestas con variados ritmos. Un fragmento de ésta expresa:

Oye, colega, no te asombres cuando veas
al alacrán tumbando caña,
al alacrán tumbando caña.

 

Pedro Luis Ferrer, de su propia inspiración, canta "La casa del escorpión":

Pon tu voz y tu tonada.
La canción es tu canción,
Pero si debajo tiene
Su nidada un escorpión,
Ya no es tuya ni es canción
Ya no es tuya ni es canción,
Que es solamente la casa
Donde vive un escorpión.

 

Muy escuchado durante los años 90 fue el poema de Nicolás Guillén, "La muralla", musicalizado e interpretado por Víctor Manuel y Ana Belén, un fragmento del cual dice:

Tum, túm, ¿quién es?
- La paloma y el laurel.
- ¡Abre la muralla!
Tum, tum, ¿quién es?
- El sable del coronel.
- ¡Sierra la muralla!
Tum, tum, ¿quién es?
El alacrán y el ciempiés.
- ¡Cierra la muralla!

 

La influencia de las tres primeras canciones aquí citadas se refleja en las respuestas a las entrevistas realizadas, donde más de 80% de las personas recuerdan una o varias de ellas y son capaces de tararear o recitar fragmentos (casi siempre los estribillos).

 

El alacrán en la literatura

Martí (1885: 275), Héroe Nacional de Cuba, dejó constancia en sus versos de la tan extendida creencia del suicidio del alacrán:

¡No, como el escorpión, de miedo al fuego,
con mi arma propia me daré la muerte!
No: dejaré que me devore el fuego.

 

Tal vez uno de los poemas que mejor reflejan la idiosincrasia del cubano respecto al alacrán, es el XXVII de "Cantos a la naturaleza cubana" (Hernández, 1978):

Ah pérfido, quién te confiaría
Con esas patas y tenazas negras
Y la terrible cola en alto,
El cuidado de los cachorros,
Si aún recién nacido, tu y la pandilla
Brutal de tus hermanos dieron muerte
Alevosa a tu propia madre, maldito,
Maldito seas, que como tú hay quienes
No reconocen ni a su madre,
Ni merecen vivir entre los demás
Por malasbestias, ingratos condenados
A sufrir el tábano del destierro
Toda la vida, y arrastrarse
Por los confines del desprecio hasta
Morir aplastados en tierra extraña, eso
Será tu pago: y ahora
Quítate de mi vista
Que hasta tu nombre me revuelve.

 

Desde sus inicios, el autor identifica al objeto de su furia: el alacrán negro (Centruroides gracilis), única especie que es capaz de reconocer la mayoría de los cubanos (Armas, 1998). Con independencia del valor literario de la obra (que no viene al caso analizar), ésta refleja con claridad los sentimientos del cubano hacia el alacrán, a la vez que ofrece un cuadro del nivel de conocimiento que existe en la comunidad sobre la biología y la morfología del arácnido. Una vez más, es tomado como símbolo de mala entraña y desprecio, acorde con la falsa interpretación del matricidio.

 

El alacrán en la medicina tradicional

Morales Patiño (1929) refiere que a principios del siglo XX se expendía en las boticas de La Habana un "aceite de alacrán" (Oleum scorpionum), que era utilizado en forma de unturas en el bajo vientre para combatir la retención urinaria. Según un documento anónimo divulgado por el Museo Farmacéutico de Matanzas, su fórmula de preparación era la siguiente:

Alacranes vivos: 23 g
Aceite de olivas 1035 g

 

Para prepararlo se ahogan los alacranes en aceite, se le adiciona un poco de agua, se calienta a fuego lento hasta evaporar el agua, se pasa por un lienzo y se filtra por un papel al cabo de 15 días. Esta fórmula y su procedimiento de preparación son casi idénticos a los que según Monzón Muñoz & Blasco Gil (1997b) aparecen en la quinta edición de la Farmacopea Española de 1865, y que parece ser una modificación ligera del oli de scurpis que aparece en Fueros de las medicinas de los boticarios valencianos, obra publicada en 1449.

Un modo diferente de preparación, aunque con idéntico uso, es referido por Seoane Gallo (1984: 58): "Se coge un alacrán sin ponzoña, se fríe en aceite y luego se cuela el aceite para tomarlo tibio cada tres horas, por cucharaditas. El alacrán tibio también se pone en la vejiga, acostándose bocarriba la persona enferma, cubriéndose con una toalla para que el calor demore en irse. No se debe coger un alacrán chiquito; hay que coger un alacransote macho, que es el más grande. La cura se debe a que el alacrán caliente que se pone y el aceite tibio que se toma recogen la frialdad, que es la que produce la angurria."

En la actualidad, los alacranes continúan siendo utilizados en la elaboración de medicamentos tradicionales. Según información suministrada por la etnobotánica Emérita Moreno (comunic. pers., marzo de 1990), en Pueblo Nuevo, Mayarí Abajo, provincia de Holguín, un curandero recetaba la siguiente fórmula para combatir los dolores reumáticos:

Raíz de sasafrás (Bursera granulens)
3 ramas de vencedor de jardín (Vitex agnes-castus)
2 cabezas de ajo (Allium cepa)
1 alacrán adulto

Se echa todo en una botella y se rellena con alcohol, se deja macerar una semana y se frotan las áreas doloridas.

En la provincia de Pinar del Río utilizan otra fórmula para aliviar los dolores reumáticos y de artrosis: Se echan palos de manajú (Garcinia aristata; Clusiaceae) y un alacrán vivo en una botella llena con alcohol de 90º. Se deja reposar durante un mes y luego se aplica en forma de fricciones en la zona dolorida, dos o tres veces al día.

Según el testimonio de Noel Leiva Paz (36 años, chofer, Contramaestre, provincia de Santiago de Cuba), su abuela estaba casada con un chino, quien tenía una botella con un líquido y alacranes dentro. Cada vez que se hería en alguna parte del cuerpo, se curaba con esa loción.

También refiere Mirta Labordes García (36 años, geóloga, Mayarí, provincia de Holguín) que a su madre le recetaron la siguiente fórmula para combatir los dolores reumáticos y de artrosis: en media botella de alcohol se echan dos o tres alacranes, se deja reposar entre 10 y 15 días, y ya está lista para utilizar en forma de fricción, por la mañana y al acostarse.

El ornitólogo Luis O. Melián Hernández (49 años, Santiago de Cuba), relata que su padre "tenía un frasco con alcohol de bodega y le echaba todos los alacranes que se encontraba. Cuando tenía dolores reumáticos, lo usaba en fricciones". Algo similar refirió Orlando Carbó (40 años, piloto; La Lisa, Ciudad de La Habana): "Una viejita que era vecina mía tenía un pomo [frasco] de boca ancha con alcohol; cada vez que encontraba un alacrán lo echaba ahí dentro. Siempre tenía dos o tres de estos pomos y nos decía: ‘Si encuentran un alacrán no lo vayan a matar; me lo traen vivo para echarlo en alcohol, pues es muy bueno para los dolores’. Yo pensaba que eso eran supersticiones, pero un día me dio tremendo dolor en la espalda y ella vino con su pomo lleno de alacranes en alcohol y me friccionó la espalda; al poco rato, ya no tenía dolor."

Según el Ing. Carlos Eduardo Hernández Fuentes (comunic. pers., abril de 2001), "el método de echar alacranes en una botella con alcohol o aguardiente permite que el veneno mane lentamente del cuerpo de los alacranes y se incorpore a la solución, la que con el tiempo y fuera del alcance de los rayos solares incrementa su concentración. Las fricciones con este alcohol alivian los dolores de la gota y las articulaciones con problemas biomecánicos producidos por el reumatismo."

Refiere Michael Sánchez (comunic. pers., octubre de 2000), que "en el barrio El Cocal, Mayarí, provincia de Holguín, una familia tenía un frasco de los que se emplean para penicilina, dentro del cual había tres aguijones [télsones] conservados en alcohol. Según dijeron, se unta en las uñas para que estas crezcan sanas y con brillo. Deben ser tres aguijones, añadieron, pues de lo contrario no surte efecto".

Refieren el Ing. Carlos E. Hernández Fuentes y la Téc. María Antonia Padrón Rodríguez (San Antonio de los Baños, provincia de La Habana), que entre 1996 y 1998 el Laboratorio "Geomed", adjunto al Almacén Territorial de Medicamentos # 1, San Antonio de los Baños, confeccionó numerosos productos medicinales a partir de materias primas de origen natural, entre las que se encontraban cremas y fricciones antirreumáticas basadas en veneno del "alacrán prieto" (Centruroides gracilis), aunque su producción fue muy limitada debido a dificultades con la obtención del veneno. Según ellos, "la aplicación de estos fármacos naturales, bajo los rigores de la fricción, permite el paso transcutáneo del veneno alacránico y su incorporación a la circulación periférica, con la consiguiente mejoría de los problemas hemodinámicos de la articulación afectada".

A partir de ciertas noticias divulgadas en Cuba por la prensa radial y escrita (Vuelta Madrazo, 1989; MINSAP, 1989; Soroa Fernández, 1997), a propósito de la utilización del veneno del alacrán colorado (Rhopalurus junceus) como posible antídoto anticancerígeno, muchos pacientes aquejados de este mal han recibido dosis de veneno crudo diluido en agua, mayormente suministrado por personal no profesional. Aunque no existen pruebas concluyentes sobre las cualidades curativas de tal “medicamento”, cierto sector de la población pondera sus beneficios y contribuye a la extensión de su uso (L. F. de Armas, datos inéditos).

Entre los remedios populares utilizados en Cuba contra la picadura del alacrán, se encuentran los siguientes:

• Ponerse las tripas del propio alacrán sobre el lugar de la picadura (Feijóo, 1974; L. F. de Armas, obs. pers.). Esta práctica también se extiende a otros países (González-Sponga, 1984; Armas & Abud Antun, 2000).

• Frotarse ajo crudo sobre el sitio de la picadura (Feijóo, 1974; Armas & Abud Antun, 2000). Según Cabrera (1954: 296), "el ajo es cura-todo", "macerado y aplicado en fricciones es muy utilizado contra las picadas de alacranes, arañas y avispas". En España el ajo también es empleado con iguales propósitos (Monzón Muñoz & Blasco Gil, 1997a).

• Ceniza de cigarro untada en el lugar de la picada (Seoane Gallo, 1984: 418).

• Aplicar orina en el lugar de la picada (Jorge de Castro Jiménez, 33 años, mecánico, Moa, provincia de Holguín). Este remedio también es muy utilizado en Cuba para aliviar los efectos urticantes de ciertas plantas, para lo cual suele ser efectivo (L. F. de Armas, obs. pers.).

• Untarse fango hecho con tierra y orina (Luis O. Melián Hernández) o fango solo (Santiago Valdivia Ulloa, 51 años, chofer, Sancti Spíritus). El fango formado con orina también es aplicado en República Dominicana (Armas & Abud Antun, 2000). Según Seoane Gallo (1984: 418), este remedio se utiliza para quitar el dolor de las picadas de avispas y abejas.

• Un alacrán macerado en media botella de alcohol durante varios días. Se fricciona el sitio de la picadura con este líquido (Pedro Caballero Romero, alias Pedrín, 51 años, operador de equipos pesados, La Veguita, Moa, provincia de Holguín).

• Tomar un vaso de agua al que se le hayan añadido siete gotas de tintura de yodo, porque así se expulsa el veneno (Zoila E. Aragón Aragón, 73 años, campesina ama de casa, San Felipe, Arroyo Blanco, provincia de Sancti Spíritus).

• Exprimir duro y chupar con la boca el lugar de la picada (Ismael Pérez Morales, 57 años, chofer, Holguín, provincia de Holguín).

 

El alacrán como objeto decorativo o prenda

El equipo de béisbol "Almendares" (1878-1961) tuvo como emblema a un alacrán azul, cuya figura más o menos estilizada adornaba el traje y la gorra de sus miembros, así como los gallardetes y otros objetos decorativos que atesoraban sus simpatizantes y fanáticos.

En la década de los 70, fueron muy comunes los adornos de acrílico que contenían un alacrán embebido en dicha sustancia. Aunque en la actualidad su producción parece haber cesado, en aquella época tuvieron gran demanda como pisapapeles o simples adornos de mesa.

Durante el último cuarto de siglo, la figura del alacrán comenzó a ser utilizada en Cuba, como alhaja, de forma más consuetudinaria que en años anteriores. Los dijes y aretes de plata que representan a un alacrán gozan de cierta popularidad, pero aunque muchos de ellos se venden como símbolos zodiacales, sus poseedores no suelen asociarlos con tales prácticas o creencias. En las postrimerías del siglo XX e inicio del XXI, se hace común entre los jóvenes la utilización de tatuajes, ya sean estos permanentes o efímeros, en los cuales el alacrán constituye un motivo decorativo más.

 

Folclore

Sin lugar a dudas, la comparsa "El Alacrán" constituye una de las atracciones más destacadas de los carnavales habaneros. Esta tradicional comparsa, cuyo origen se remonta a los primeros años del siglo XX, representa en sus coreografías la muerte del alacrán, aunque según Roig de Leuchsenring (1946) no tienen significado totémico.

Es muy frecuente la creencia de que si uno se pasa varias veces el aguijón de un alacrán sobre la uña, el animal no intentará picar y se dejará manipular con facilidad. De hecho, esta es la técnica más empleada por quienes utilizan alacranes vivos para amedrentar o atraer la atención de otras personas. En realidad existen dos factores involucrados: en primer lugar, durante la manipulación por lo general se troncha el ápice del aguijón, evitando así que pueda penetrar en la piel; en segundo término, los alacranes no intentan picar a menos que se sientan amenazados (golpeados o comprimidos).

También se halla muy extendida en el País la creencia de que la cucaracha (Blattodea), cuando el alacrán pretende capturarla, le hace cosquillas en el lomo con sus largas antenas, para que al lanzar este el aguijonazo se mate a sí mismo (Armas, 1998).

 

El alacrán en la toponimia y el lenguaje cubanos

Caiñas (1938?) mencionó las siguientes localidades cubanas cuyo nombre es "Alacranes":

• Poblado de la provincia de Matanzas (22º 44' N, 81º 32' W), fundado en 1818 con el nombre de Alfonso XII. Entre los terrenos que originalmente lo constituyeron se hallaba el Hato Alacranes.

• Barrio de Cifuentes, provincia de Villa Clara.

• Grupo de cayos situados entre los de Levisa y Blanco, al E de La Mulata, Archipiélago de los Colorados, N de la provincia de Pinar del Río.

• Punta situada en la costa N de Pinar del Río, cerca de Las Pozas, Bahía Honda.

• Cayo situado en la costa norte de Pinar del Río, cerca de la punta de igual nombre.

• Pequeños cayos del Archipiélago Jardines de la Reina, S de la provincia de Camagüey.

En la actual provincia de Villa Clara existe un embalse artificial llamado Presa Alacranes.

Por otra parte, varias especies de plantas del género Heliotropium (Borraginaceae), cuyas flores se presentan en cimas escorpioideas, reciben los nombres comunes de alacrancillo, alacrancillo blanco, alacrancillo de laguna y alacrancillo de playa (Caiñas, 1938?).

 

Agradecimiento

Mi sincero agradecimiento a todos los que amablemente pusieron a mi disposición sus experiencias y datos sobre este tema. Al Dr. Francisco J. Monzón Muñoz (Grupo Ibérico de Aracnología, España), por la literatura facilitada.

 

Bibliografía

Armas, L. F. de 1976. Escorpiones del Archipiélago Cubano. V. Nuevas especies de Centruroides (Scorpionida: Buthidae). Poeyana, 145: 1-55.

Armas, L. F. de 1986. El alacrán. Editorial Gente Nueva, La Habana, 51 pp.

Armas, L. F. de 1998. El alacrán en la imaginación popular cubana. Cocuyo, La Habana, 7: 29-30.

Armas, L. F. de & Abud Antun, A. 2000. El alacrán en la cultura de República Dominicana. Rev. Ibérica Aracnol., 1: 77-79.

Cabrera, L. 1954. El monte. (Notas sobre las religiones, la magia, las supersticiones y el folklore de los negros criollos y del pueblo de Cuba). Ediciones C. R., La Habana, 573 pp.

Caiñas, F., ed. [1938?]. Guía geográfica, zoológica, botánica y mineralógica de Cuba. Cuaderno III. La Habana, pp. 41-64.

Cloudsley-Thompson, J. L. 1986. The mythology of scorpions and spiders. Actas X Congr. Int. Aracnol., Jaca, España, 1: 13-16.

Cloudsley-Thompson, J. L. 1990. Scorpions in mythology, folklore, and history. Pp. 462-485 en The biology of scorpions (G. A. Polis, ed.). Stanford Univ. Press, California.

Feijóo, S. 1974. Los increíbles remedios de brujo y el curandero en Cuba. Bohemia, La Habana, 66: 8-9.

González-Sponga, M. A. 1984. Escorpiones de Venezuela. Cuadernos Lagoven, Caracas, 128 pp.

Hernández, R. 1978. Cantos a la naturaleza cubana. UNEAC, colección Manjuarí, La Habana, 68 pp.

Martí, J. [1885]. Obras completas. Vol. 21. Cuadernos de apuntes. Editorial Nacional de Cuba, La Habana. 472 pp.

MINSAP. 1989. “Información del MINSAP”. Juventud Rebelde, Ciudad de La Habana, domingo, 1º de octubre de 1989, p. 2.

Monzón Muñoz, F. J. & Blasco Gil, R. M. 1996. Etimología de los vocablos alacrán y escorpión. Bol. SEA (España), 14: 36.

Monzón Muñoz, F. J. & Blasco Gil, R. M. 1997a. Conceptos médicos en torno al escorpión. Bol. SEA. (España), 17: 47-51.

Monzón Muñoz, F. J. & Blasco Gil, R. M. 1997b. El escorpión en la farmacopea española. Bol. SEA (España), 18: 24.

Morales Patiño, O. 1929. La medicina en el folklore cubano. Arch. Folkl. Cubano, 4(3): 209-226.

Roig de Leuchsenring, E. 1946. Las comparsas carnavalescas de La Habana en 1937. Estudios Afrocubanos, 5: 148-175.

Seoane Gallo, J. 1984. El folclore médico en Cuba. Provincia de Camagüey. Editorial Ciencias Sociales, La Habana. 901 pp.

Soroa Fernández, P. 1997. “Alacrán azul. ¿Ilusión, superchería o reto científico?”. Bohemia, La Habana, Año 89, 22: 20-21.

Vachon, M. 1963. A propos du suicide du scorpion. Bull. Soc. Zool. France, 88(4): 357-358.

Vuelta Madrazo, G. 1989. “Alacrán ‘mata cangrejo’.” Juventud Rebelde, Ciudad de La Habana, 18 de septiembre de 1989, p. 3.

 

Página creada en mayo de 2002
Última actualización: sábado, 25 de mayo de 2002


 

¡Recibe un e-mail cuando esta página cambie!


it's private
Powered by
ChangeDetection

Volver a la última página visitada  Atrás ] Arriba ] Siguiente ] [ Mapa de ARACNET ] [ Mapa de la CV-e ]  [Cómo citar los artículos de ARACNETImprimir

© 1999-2002 CV-e Comunidad Virtual de Entomología - http://entomologia.rediris.es - admin@entomologia.rediris.es