Este es un caso de un artículo que, a pesar de sus buena intenciones, contribuye a propagar errores de bulto sobre el Ciervo Volante. Por ejemplo, las afirmaciones "su dependencia de los bosques de robles es total" y "una vida independiente que se puede prolongar hasta los tres años" son claramente incorrectas (véase la sección sobre Biología de Lucanidae en esta página web). Además, proporciona una serie de datos cuya base científica es bastante incierta: "puede desplazarse 20 kilómetros en una jornada", "no es extraño que estos insectos se despisten a causa de los campos electromagnéticos" y "pese a todo, en raras ocasiones resultan heridos". No conocemos ningún trabajo científico que sirva de base a ninguna de estas afirmaciones y, de hecho, conocemos alguna publicación que desmiente esos datos (los trabajos de radioseguimiento realizados en Suiza y en Suecia; véase la sección sobre Biología de Lucanidae en esta página web).

En particular nos ha llamado la atención la alusión a la creciente consanguineidad de las poblaciones de Ciervo Volante. No conocemos ningún trabajo científico que haya examinado semejante aspecto; de hecho, en el momento de escribir este comentario en agosto de 2003, grupos de investigación británicos preparan el que será el primero de dichos estudios. El GTLI está en contacto con dichos grupos para intentar llevar a cabo estudios similares en la Península Ibérica.

Cuando se publicó este artículo el GTLI escribió a Juan Martín, de la Universidad Complutense de Madrid, para preguntarle sobre el tema de la empobrecida variabilidad genética del Ciervo Volante. No obtuvimos respuesta, así que no podemos saber si estas afirmaciones se deben a un error de interpretación del autor del artículo o a una información incierta por parte de Juan Martín.

Es importante dar a conocer la problemática de nuestros invertebrados protegidos, pero debe hacerse con el mayor rigor posible. Esperemos que errores evitables como los contenidos en este artículo no se produzcan en el futuro.