Vol. 4, 2002
                 
                
 
                  Manual de Etnoentomología
                  Eraldo Medeiros Costa-Neto
                M&T-MANUALES & TESIS SEA.
                  CYTED, ORCYT-UNESCO & SEA (Eds.)
                  ISBN: 84-932807-1-2
                  15 euros + gastos envío/ 15 $
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                Índice:
                Presentación. A. Melic
                Parte 1 Naturaleza 
                  y estado de la Etnoentomología
                Capítulo 1 Fundamentos 
                  históricos de la Etnoentomología
                  Capítulo 2 La Etnoentomología en el contexto de la Etnociencia
                  Capítulo 3 El valor de los conocimientos etnoentomológicos
                Parte 2 La Construcción 
                  social de los insectos
                Capítulo 4 La construcción 
                  del dominio etnosemántico "Insecto": su importancia 
                  para los sistemas de clasificación etnotaxonómicos.
                Parte 3 Tipología 
                  de la interacción seres humanos/insectos
                Capítulo 5 Los seres 
                  humanos y los insectos: Una multitud de interacciones
                  Capítulo 6 Entomofagia: Insectos en la alimentación humana
                  Capítulo 7 Entomoterapia: Insectos como fuentes de recursos 
                  medicinales
                  Capítulo 8 Entomolatría: Insectos en la religión, mitología, 
                  ritual, magia y superstición en diferentes grupos humanos
                Parte 4 Metodología 
                  de la Investigación Etnoentomológica
                Capítulo 9 Investigación 
                  Etnoentomológica: ¿Cómo estudiar las interacciones seres humanos/insectos?
                  Capítulo 10 Aspectos éticos de la investigación etnoentomológica
                Epílogo
                Anexo
                Bibliografía
                Extracto 
                  de la Presentación:
                Charles Hogue, uno 
                  de los grandes pilares de la Etnoentomología moderna, menciona 
                  en su artículo ‘Cultural Entomology’ que nuestra especie dedica 
                  su actividad mental a tres áreas fundamentales: la supervivencia, 
                  la ciencia y ese conjunto de cuestiones al que algunos llaman 
                  ‘humanismo’ y que incluye desde el arte a la religión (pero 
                  también las elaboradas normas de cortesía social, los discursos 
                  políticos, la jardinería ornamental y algunas perversiones sexuales 
                  de moda, entre muchas otras).
                La Entomología, entendida 
                  en un sentido laxo, ocupa parte de cada una de esas tres regiones 
                  humanas, adoptando la forma (o el mero disfraz) de Entomología 
                  Aplicada, Académica (o ‘científica’) y Entomología Cultural 
                  o Etnoentomología. Las dos primeras perspectivas han tenido 
                  un amplio desarrollo a lo largo de los últimos siglos y si bien 
                  es cierto que queda todavía mucho trabajo científico y aplicado 
                  por desarrollar, también es evidente que el camino recorrido 
                  es largo. La Entomología Cultural sin embargo ha permanecido 
                  hasta tiempos muy recientes en una suerte de limbo o cajón de 
                  los ‘cachivaches’ y ha sido considerada como una simple colección 
                  de curiosidades y anécdotas para rellenar páginas de periódicos 
                  veraniegos o complementar charlas divulgativas que, de otro 
                  modo, podrían resultar excesivamente áridas a un público no 
                  versados en los intríngulis de la sistemática o la química orgánica. 
                  Tras una exposición detallada de la alta filogenia aracnológica 
                  ¿qué mejor para despertar el interés de los oyentes que una 
                  reflexión sobre la identidad de la araña que mordió a Spiderman? 
                  ¿O una alusión a la propuesta del victoriano Holt para emprender 
                  un nuevo tipo de lucha contra las plagas de insectos a través 
                  de la gastronomía, paliando de paso la hambruna rural de las 
                  clases más desfavorecidas? Sin embargo, la Entomología Cultural 
                  es bastante más que un hábil recurso retórico...
                La Etnoentomología 
                  se ocupa de la relación cultural que nuestra especie establece 
                  con los insectos (s.l.), o en otras palabras, de la forma en 
                  que los insectos, material o intelectualmente, son incorporados 
                  a la cultura humana...
                Conviene recordar 
                  que las ciencias no surgen –al menos en general– por ‘generación 
                  espontánea’. La Entomología académica, en cualquiera de sus 
                  ramas (sistemática, ecológica...) constituye un intento de comprensión 
                  y organización del complejo mundo artrópodo en términos objetivos 
                  (‘universales’ podríamos decir), pero sus raíces más profundas 
                  son las fórmulas de relación cultural de las sociedades antiguas 
                  (primitivas o no) con los artrópodos. En gran medida la entomología 
                  aplicada tradicional y la etnoentomología son la infancia del 
                  conocimiento biológico moderno, su antecedente primordial, su 
                  prehistoria. Los pueblos ‘primitivo’ observan, identifican y 
                  clasifican a los organismos próximos con tanto, o tan poco acierto, 
                  como la taxonomía actual, si bien utilizando criterios propios, 
                  no homologados en congresos y comisiones. Esos mismos pueblos, 
                  a través de la observación y experimentación, encuentran aplicaciones 
                  y usos a esos organismos, a sus partes o a sus producciones, 
                  de un modo muy parecido, aunque salvando las distancias tecnológicas, 
                  a la forma en que opera un laboratorio o industria cuando desarrolla 
                  una investigación ‘novedosa’ (es decir, no basada, precisamente, 
                  en el saber tradicional de una de esas culturas primitivas). 
                  Al mismo tiempo, esos pueblos incorporan a los organismos conocidos 
                  a sus sistemas de creencias, mitológicos o simbólicos, a partir 
                  de relaciones que vinculan sus características, comportamiento 
                  o ecología con elementos sicológicos profundos arraigados en 
                  su cultura, algo que seguimos practicando actualmente en todas 
                  las sociedades modernas sin excepción. Sólo así pueden explicarse 
                  fenómenos urbanos como la aracnofobia o la reacción, en este 
                  caso favorable, ante mariposas diurnas de esplendorosos colores 
                  evocadoras de sensaciones o ideas agradables como la primavera, 
                  la belleza o el amor (¿lepidopterofilia de baja intensidad?). 
                  Belzebuth es para los cristianos el ‘Señor de las moscas’, un 
                  perfecto ejemplo de mercadotecnia beligerante, el escorpión 
                  es frecuentemente utilizado como símbolo maléfico o bélico. 
                  O la abeja es mucho menos temida que la avispa en base a simples 
                  prejuicios culturales derivados de un hecho tan ajeno a la medicina 
                  y toxicología como su productividad. Lo que en Europa produce 
                  asco desde el punto de vista culinario constituye toda una ‘delicatessen’ 
                  en otras regiones... y viceversa. En realidad, estamos tan sumergidos 
                  en nuestra propia cultura que ésta nos resulta ‘invisible’ por 
                  automática y cualquier otra perspectiva alternativa perfectamente 
                  incomprensible y absurda. Paradójicamente estamos ‘llenos’ de 
                  prejuicios e ideas preconcebidas y sin embargo juzgamos otras 
                  culturas como inferiores precisamente por estar ‘llenas’ de 
                  prejuicios e ideas preconcebidas. Es aquí donde la Etnoentomología 
                  encuentra uno de los mayores obstáculos a su asentamiento en 
                  los países ‘desarrollados’ (guardianes y gestores de la Ciencia 
                  moderna) y en general en el ámbito académico...
                En la presentación 
                  del primer volumen de esta colección dejamos constancia de nuestras 
                  intenciones editoriales: presentar una serie de trabajos de 
                  contenido y temática diversa, abierta a todo tipo de planteamientos 
                  disciplinares y metodológicos, con el objetivo de brindar herramientas 
                  y recursos que permitan profundizar de forma rigurosa, pero 
                  razonablemente asequible, en temas, ideas y métodos aplicables 
                  en Entomología (¡aunque sean propios de otras disciplinas!). 
                  Para ello, hemos renunciado a asumir fronteras o límites disciplinares 
                  a priori. Este Manual –termine como simple curiosidad de gabinete 
                  entomológico o sea la presentación formal de una nueva disciplina 
                  en el ámbito ibérico– constituye, en nuestra opinión, un buen 
                  ejemplo de nuestra apuesta por el conocimiento de la diversidad 
                  no sólo respecto al objeto de estudio, sino también del sujeto, 
                  del método y del análisis. En estos tiempos extraños en los 
                  que se aúnan la globalización económica y la afirmación de idiosincrasias 
                  locales, renunciar a la promiscuidad intelectual, a pesar de 
                  ser una práctica ampliamente aceptada social y académicamente, 
                  es la forma más rápida de empobrecimiento cultural. Y probablemente 
                  también la más triste, por voluntaria.
                Antonio Melic