Trampas para el estudio de las poblaciones de Lucanidae |
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Estas trampas han sido utilizadas por Deborah Harvey en el Reino Unido para el estudio de las poblaciones de Lucanus cervus, combinadas con métodos de marcaje, captura y recaptura. Las trampas capturan a los individuos vivos y estos son liberados tras realizar las medidas y el marcaje pertinentes. Hay dos tipos de trampas, la trampa colgante y las trampas de caida. En ambos tipos se utiliza alguna clase de cebo. Estas trampas deben colocarse en zonas donde se conoce la existencia de ciervos volantes. Su utilidad para el estudio de otro tipo de Lucanidae no está demostrada. Trampas colgantes Constan de una parte superior en forma de cruz y de una parte inferior en forma de embudo. En la parte superior se fija un contenedor de quita y pon, en el cual se sitúa el cebo.El cebo puede consistir en fruta (no es seguro que funcione), madera muerta y -sugerencia- un trozo de raiz de gengibre. La longitud de las "mamparas" en cruz tiene que ser de unos 75 cm. El ancho del embudo dependen de las posibilidades pero, si es posible, de unos 50 cm o más. La idea es que los ciervos volantes, atraidos por el cebo, choquen contra las mamparas y caigan en el embudo inferior. Las trampas se cuelgan en una zona apropiada, aproximadamente a 1,5 m de altura y en pares, cada trampa a unos 2 m de la otra. Una trampa se pone con cebo y la otra sin él. Las trampas se revisan diariamente, cada mañana, y los ciervos volantes atrapados se recogen, se marcan (con Tippex, laca de uñas, etc.), se sexan, se miden y se liberan en las inmediaciones. Cada dos semanas, la posición de las trampas con cebo y sin cebo deben alternarse. Trampas de caida Estas trampas constan de una maceta y un plato de plástico. La maceta se entierra en el suelo hasta ajustar el borde al ras de suelo. Se colocan 2-3 piedras alrededor de la abertura de modo que sujeten el plato (vuelto boca abajo) a modo de "tejado" de la trampa. Se trata de que quede una abertura entre el tejado y la maceta, por donde se puedan colar los ciervos volantes y quedar atrapados. Sobre el plato se coloca otra piedra para evitar que se mueva. Las trampas se colocan por pares, separados unos 2 m; una se ceba como ya se explicó antes y la otra queda como control sin cebo. El cebo se adhiere, con plastilina o de otro modo, a la parte interna del tejado. Como en el caso anterior, las trampas se revisan diariamente y los individuos atrapados se retiran, se sexan, se marcan y se liberan en las inmediaciones. Otra posibilidad es utilizar trampas con cebo fabricadas con una botella. Estas trampas sí parecen dar buen resultado con el Ciervo Volante. |
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