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Martes, 4: 12.15, Sala Rioja

Conferencia de Apertura:

 Filogenia de Artrópodos: un análisis combinado de morfología y secuencias de ocho genes

Gonzalo Giribet

Departament of Organismic & Evolutionary Biology
Museum of Comparative Zoology
Harvard University
26 Oxford Street
Cambridge, MA 02138
USA
ggiribet@oeb.harvard.edu
 

    Mientras que la monofilia de los artrópodos ha dejado de ser tema de debate, su filogenia interna es aún objeto de múltiples controversias; así, por ejemplo, sobre la posición de Pycnogonida, o la monofilia de Crustacea o de Myriapoda. Concretamente, la mayoría de análisis morfológicos de artrópodos actuales consideran los taxones Mandibulata (= Crustacea + Myriapoda + Hexapoda) y Atelocerata (= Myriapoda + Hexapoda) como grupos monofiléticos. Los datos paleontológicos, por el contrario, parecen dar soporte a la monofilia de Schizoramia (= Chelicerata + Crustacea), aunque coinciden con los datos morfológicos en la monofilia de Atelocerata. Los datos moleculares parecen soportar una nueva hipótesis, Pancrustacea, que considera a los hexápodos como grupo hermano de crustáceos, o incluso como un grupo derivado del seno de los crustáceos. Sin embargo, tanto los análisis morfológicos como moleculares publicados hasta la fecha, presentan defectos de muestreo, ya sea por incluir pocos caracteres, pocos taxones, o por utilizar asunciones sobre el “groundplan” de los ejemplares utilizados.

                En este panorama, presentamos nuestras conclusiones basadas en una nueva matriz morfológica de casi 250 caracteres, con sus estados codificados para las categorías (por debajo de nivel de orden) utilizadas en el análisis. Además incluimos por primera vez, la información combinada de la secuencia de ocho genes para los 50 taxones representados en la matriz morfológica. Los genes escogidos comprenden tres genes nucleares no codificantes (18S rRNA, 28S rRNA, y el U2 snRNA), tres genes nucleares codificantes (factor de elongación-1a, la subunidad grande de la RNA polimerasa II y la histona H3), un gen mitocondrial no codificante (16S rRNA) y un gen mitocondrial codificante (citocromo oxidasa I). Los datos son analizados en una matriz combinada utilizando optimización directa, un método basado en el principio de parsimonia.


 

Martes, 4: 18.15, Sala Rioja

Entomología Forense:

 

Aplicaciones de la Entomología Forense en las investigaciones médico-legales

Concha Magaña 1 y Mauro Hernández 2

1 Laboratorio de Antropología 
Instituto Anatómico Forense
Ciudad Universitaria
Madrid
mcnm136@mncn.csic.es 

2  Laboratorio Forense de Vida Silvestre
c/. Rosa de Lima, 1 bis (Edif. Alba)
28290 Las Rozas
Madrid 
mh­_lfvs@arrakis.es
 

    Aunque el primer documento escrito de un caso delictivo resuelto por la entomología forense se remonta al siglo XIII, es en la última década cuando aumenta el interés por la aplicación de la entomología a las investigaciones médico – legales y a la criminología. La muerte de un ser vivo,  lleva consigo una serie de transformaciones físico – químicas que hacen de este cuerpo sin vida un ecosistema dinámico y único al que van asociados una serie de organismos necrófagos, necrófilos, omnívoros y oportunistas que se van sucediendo en el tiempo dependiendo del estado de descomposición del cadáver. El estudio de esta fauna asociada a los cadáveres recibe el nombre de entomología forense. Sin duda, la principal aplicación de la entomología forense es la determinación del intervalo postmortem, o periodo de tiempo transcurrido entre la muerte y el hallazgo del cadáver. La determinación de este periodo es un problema complejo que debe ser tratado con mucha cautela. Uno de los métodos para determinar este tiempo transcurrido desde la muerte es la observación externa y ésta incluye factores como temperatura corporal, livideces cadavéricas, rigidez, signos de deshidratación, lesiones externas, acción por animales e invasión de insectos.

                En los cadáveres se produce una progresión sucesiva de artrópodos que utilizan los restos en descomposición como alimento o como extensión de su hábitat. Esta sucesión de artrópodos es predecible ya que los estadíos sucesivos de la putrefacción de un cadáver atraen selectivamente a cada especie. El papel de las diferentes especies de artrópodos es variable y no todas participan de forma activa en la reducción de los restos. Aunque existe una gran diversidad de artrópodos asociados a los restos orgánicos en descomposición, un 80 % de los que visitan los cadáveres son insectos. Dos órdenes tienen especial utilidad forense: Los dípteros y los coleópteros.

                Existen dos aproximaciones para la determinación del periodo postmortem en entomología forense. La primera se basa en la estimación del período de tiempo empleado por una determinada especie  para alcanzar el grado de desarrollo igual al encontrado en el cadáver y el segundo método utiliza la sucesión de insectos en la descomposición de un cuerpo. Ambas aproximaciones se pueden emplear por separado o conjuntamente, dependiendo del tipo de restos encontrados. En general, en las primeras fases de la descomposición, las estimaciones se basan en el estudio del crecimiento de una o dos especies de insectos, particularmente dípteros, mientras que en fases más avanzadas de la descomposición, se utiliza la composición y grado de crecimiento de la comunidad de artrópodos encontrada en el cadáver y se compara con patrones conocidos de sucesión de fauna para el hábitat y las condiciones más próximos.

                Es importante reseñar que la entomología forense, esta basada en el estudio de elementos biológicos, por lo que tiene las limitaciones inherentes a la propia variabilidad de estos elementos. Así, las determinaciones del periodo postmortem son en realidad estimaciones de la actividad de los artrópodos, más que estimaciones del tiempo per se, transcurrido desde la muerte. Por ello, y como ya hemos mencionado anteriormente, en la determinación tanto del grado de desarrollo de una o varias especies, como de la sucesión de fauna, existe un cierto número de factores tanto internos como externos que deben tenerse en cuenta a la hora de realizar un análisis entomológico.

                En primer lugar, para el análisis es necesario disponer de información sobre sistemática entomológica, distribución geográfica y biología y desarrollo de las especies de fauna cadavérica, información que no siempre está disponible para el entomólogo forense. Así, todavía hoy, resulta muy difícil determinar la especie de las puestas o las larvas en el primer estadio de desarrollo de muchas especies de dípteros, pues en  muchos casos se desconoce la influencia real del clima en el desarrollo de estas fases larvarias, ya que los estudios que se han realizado en laboratorio emplean temperaturas constantes y no ciclos de temperaturas y fotoperiodos y, por último, se desconoce la distribución geográfica de algunas de las especies de fauna de importancia forense.

                No siempre es posible conseguir registros del termopluvio diario del lugar donde se encuentra un cadáver y, en ocasiones, ni siquiera de lugares próximos. En los casos en los que se dispone, muchas veces no reflejan muy fielmente las condiciones meteorológicas del lugar exacto de interés, y esto hace necesario el estudio detallado del “microclima” del punto exacto que nos interesa.

                La invasión del cadáver por artrópodos está influenciada por factores bióticos (por ejemplo predadores), climáticos (temperatura, fotoperiodo, presencia de precipitaciones, etc.) y circunstanciales (localización del cadáver, accesibilidad de los insectos, etc.). En general, se asume que la invasión del cadáver por los primeros artrópodos ocurre pocos minutos después de la muerte, aunque hay factores que impiden o inhiben la actividad de los dípteros, primeros colonizadores del cadáver. En cualquier caso, la sucesión de especies dentro del cadáver sigue un cierto orden, ya que las diferentes especies utilizan diferentes substratos para alimentarse y desarrollarse, lo que provoca que se modifique el substrato apareciendo una nueva especie que se alimentará y desarrollará en él. De esta forma, la sucesión de especies en diferentes condiciones es lo suficientemente diferente como para permitir determinar el momento de invasión del cadáver.

                La presencia y el desarrollo de diferentes artrópodos están también influenciados por el posible efecto que puede tener la presencia de determinadas sustancias y sus metabolitos en el cadáver en el momento de la muerte. Así, se ha demostrado que la presencia de algunos pesticidas en el cadáver, altera el ritmo de crecimiento de los dípteros. Igualmente, la presencia de dosis letales de algunas drogas también altera el crecimiento de la fauna cadavérica. Cada vez es más común el uso de las larvas de insectos para realizar análisis toxicológicos, ya que, en ocasiones, éstas pueden esqueletizar un cadáver en muy poco tiempo, consumiendo los tejidos o fluidos que pueden servir para el análisis toxicológico. La entomotoxicología es una disciplina reciente dentro de la entomología forense cuya principal característica es utilizar la fauna cadavérica para determinar la presencia de tóxicos y drogas de abuso en cadáveres en los cuales ya no es posible realizarlo por los métodos convencionales.

                Sin embargo, las aplicaciones de la entomología en medicina forense no sólo se limitan a la determinación del período postmortem. El estudio de la fauna encontrada en un cadáver puede también aportar importante información sobre el modo y causa de la muerte y las circunstancias que la rodearon. Así, por ejemplo, es utilizada para determinar la existencia de abandono, abusos y lesiones en menores, negligencia y abandono de ancianos, para detectar el movimiento de un cadáver después de la muerte, etc.

                Por último, la fauna cadavérica es también un reflejo de los elementos del hábitat en el que se encuentra el cadáver. De esta forma, la fauna encontrada puede contener ejemplares que pertenecen a especies únicas de éste y elementos de amplia distribución. Estos elementos únicos pueden estar restringidos a una región o hábitat particular mientras que las especies de distribución más amplia se encuentran en hábitats o regiones diferentes. En ocasiones, la información que se puede obtener de estas especies únicas, que podrían tener utilidad forense, es muy escasa o inexistente. Afortunadamente, la mayoría de la fauna cadavérica tiene una distribución muy amplia, lo que facilita el análisis de sucesión de fauna.

                En la presente comunicación se desarrollan los principales aspectos y aplicaciones de la entomología forense en las investigaciones médico-legales y criminológicas. En una primera parte, se abordará la entomología forense aplicada a la medicina forense humana, y en una segunda parte, las aplicaciones en la investigación de los delitos contra la fauna protegida.


 

Miércoles, 5: 9.30, Sala Rioja

Sesión de Paleoentomología:

 

La explosión Cámbrica y el registro fósil de Murero

Eladio Liñán

Coordinador de la sesión de Paleoentomología

Departamento de Geología
Área de Paleoentomología
Universidad de Zaragoza
50009 Zaragoza

    El comienzo del Eón Fanerozoico se distingue del anterior Eón Proterozoico por la aparición de abundantes fósiles con esqueleto biomineralizado y asociaciones de pistas fósiles características que indican un importante cambio etológico del bentos y de los ecosistemas precámbricos. La explosión cámbrica significó una radiación evolutiva de los actuales grupos de invertebrados y la aparición de otros tantos filos que no sobrevivieron a las vicisitudes que marcaron este periodo de drásticos cambios que duró aproximadamente unos 50 millones de años.

                Conocer los aspectos evolutivos de la explosión de la vida fanerozoica no es fácil debido a que los profundos y sucesivos cambios ecológicos marcaron importantes lagunas, fuertes endemismos e importante dependencia de los fósiles a determinadas facies. Por eso, encontrar secuencias contínuas y ricas en fósiles como sucede en la localidad de Murero (Zaragoza) es poco habitual.

                Los yacimientos paleontológicos de esta localidad aragonesa conocidos desde 1862 se encuentran en una secuencia de doscientos metros de pizarras y carbonatos nodulares que ocupan un lapso temporal que va desde el Bilbiliense Superior al Caesaraugustiense (aproximadamente entre -525 y -515 m. a.). Dentro de las capas estratificadas que constituyen el Grupo Murero, integrado por las formaciones Valdemiedes, Mansilla y Murero, se encuentra un excepcional registro de invertebrados con esqueleto (más setenta especies) constituido por braquiópodos, trilobites, equinodermos y moluscos, así como algas e invertebrados de cuerpo blando como onicóforos, artrópodos no trilobites, priapúlidos, poríferos demosponjas e incertae sedis.

                En este trabajo se analiza la relación entre los cambios de diversidad y los eventos registrados en las capas del Grupo Murero (cambios del nivel del mar, ecológicos, faciales y mineralógicos) deduciendose que los diferentes geoeventos afectaron selectivamente a la composición de la biota y siempre de una manera aleatoria a lo largo del tiempo.

 


 

Miércoles, 5: 10.15, Sala Rioja

Sesión de Paleoentomología:

 

La evolución de los ostrácodos y el registro paleozoico del sistema Ibérico y la cordillera Cantábrica

 Rodolfo Gozalo1 y Luis Carlos Sánchez de Posada2

1    Departamento de Geología,
Universitat de Valencia.
C/ Dr. Moliner 50,
E-46100 Burjassot, Valencia

2    Departamento de Geología.
Universidad de Oviedo.
C/ Jesús Arias de Velasco s/n.
33005-Oviedo, Asturias

    Una de las cuestiones más controvertidas actualmente en la sistemática de los ostrácodos es la pertenencia a este grupo de los Phosphatocopida y Bradoriida, que clásicamente se han considerado como los representates cámbricos de los ostrácodos. Algunos autores (por ej.: Whatley et al., 1993; McKenzie et al., 1999) siguen considerándolos como auténticos ostrácodos, mientras que otros (por ej.: Hou et al,, 1996; Hou & Bergstršm, 1997) los consideran ajenos a este grupo, e incluso fuera de los crustáceos.

                Otro aspecto de relevancia objeto de controversia es la sistemática de las categorías taxonómicas mayores (del nivel orden). Así en las dos últimas décadas se han propuesto varios órdenes y subórdenes nuevos, y se han utilizado algunas variantes nomenclatoriales. Este problema afecta especialmente a los ostrácodos paleoecopidos. Muy recientemente se ha propuesto un nuevo orden (Reticulocopida), en el que se han includio varias familias que habían sido asignadas, con más o menos reservas, a distintos órdenes.

                A pesar de todos los problemas que esto puede causar a los investigadores ajenos al grupo, si obviamos el problema de los ostrácodos cámbricos, hay cierto acuerdo en cuanto a las grandes divisiones dentro de la Clase. No obstante, y como cabe suponer, dada la naturaleza de la clasificación linneana, existen algunas diferencias entre los distintos autores. Este hecho está reflejado en el cuadro adjunto, que compara dos de la clasificaciones de los grupos mayores de los ostrácodos (debidas a Whatley et al., 1993 y a McKenzie et al., 1999) propuestas en fechas muy recientes.

                El Sistema Ibérico y la Cordillera Cantábrica son por el momento las regiones de España más estudiadas en lo que se refiere al contenido paleontológico de ostrácodos paleozoicos, aunque las formas más antiguas (algunos bradoriidos, bastante escasos) procedan del Cámbrico Inferior de Sierra Morena. Dentro de las regiones a las que hace referencia el título de esta comunicación, los ostrácodos son abundantes en terrenos del Devónico y del Carbonífero. En ellos se han encontrado representantes de todos los órdenes existentes (excepto leperditicopidos). Los descubrimientos de estos fósiles han generado una abundante bibliografía (que incluye varias monografías), y han permitido realizar estudios de tipo sistemático, bioestratigráfico, paleoecológico y paleobiogeográfico .

 

Whatley et al. (1993)

McKenzie et al. (1999)

O. BRADORIIDA

O. BRADORIIDA

O. PHOSPATOCOPIDA

O. PHOSPATOCOPIDA

O. LEPERDITICOPIDA

O. LEPERDITICOPIDA

O. PALAEOCOPIDA

O. ERIDOSTRACA

O. LEIOCOPA

O. PALAEOCOPIDA

 

O. RETICULOCOPIDA

O. MYODOCOPIDA

     Subo. MYODOCOPINA

     Subo. HALOCYPRIDINA

     Subo. CLADOCOPINA

O. MYODOCOPIDA

 

O. HALOCYPRIDA

O. CLADOCOPIDA

O. PODOCOPIDA

     Subo. PODOCOPINA

     Subo. METACOPINA

     Subo. PLATYCOPINA

O. PODOCOPIDA

     Subo. PODOCOPINA

     Subo. METACOPINA

O. PLATYCOPIDA

 

Agradecimientos: Es una contribución al proyecto I.G.C.P. nº 421 "North Gondwana Mid-Palaeozoic Bioevent/Biogeography patterns in relation to crustal dynamics" y ha sido financiada gracias a los proyectos PB96-0744 de la Dirección General de Estudios Superiores y PB 98-1550 de la Subdirección General de Investigación Científica y Técnica.

Bibliografía citada:

Hou Xiangung & Bergstršm, J. 1997. Arthropods of the Lower Cambrian Chengjiang fauna, southwest China. Fossils and Strata, 45, 1-116.

Hou Xiangung, Siveter, D. J., Williams, M., Walossek, D. & Bergstršm, J. 1996. Appendages of the arthropod Kunmingella from the early Cambrian of China: its bearing on the systematics position of Bradoriida and the fossil record of the Ostracoda. Philosophical Transactions of the Royal Society London (B), 351, 1131-1145.

McKenzie, K. G., Angel, M. V., Becker, G., Hinz-Schallreuter, I., Kontrovitz, M., Parker, A. R., Schallreuter, E. L. & Swanson, K. M. 1999. Ostracods. In: Savazzi, E. (ed.): Functional Morphology of the Invertebrate Skeleton. John Wiley & Sons, 459-507.

Whatley, R. C., Siveter, David J. & Boomer, I. D. 1993. Arthropoda (Crustacea: Ostracoda). In: Benton, M. J. (ed.): The Fossil Record 2. Chapman & Hall, 343-356.

 


 

Miércoles, 5: 11.30, Sala Rioja

Sesión de Paleoentomología:

 

Artrópodos primitivos: proarticulados y trilobites de la cordillera cantábrica

 Miguel Arbizu Senosia

Departamento de Geología
Universidad de Oviedo
c/. Jesus Arias de Velasco, s/nº
33005 Oviedo- Asturias. 
marbizu@asturias.geol.uniovi.es
  

    Uno de los grupos fósiles de mayor interés en el Paleozoico es el de los trilobites, formas conocidas no sólo por los paleontólogos sino por todos los aficionados a la ciencia paleontológica; basta recordar que en numerosas ocasiones se habla del Paleozoico como la “Era de los trilobites”. El otro grupo a que hace referencia el título de esta comunicación es el de los proarticulados, formas problemáticas representadas por un reducido número de especies que hasta ahora se habían encontrado únicamente en unos pocos yacimientos del Vendiense, cuando todavía no habían hecho su aparición los trilobites.

                En la Zona Asturoccidental-leonesa de la Cordillera Cantábrica, en la parte más baja de la Formación Vegadeo, se han encontrado dos ejemplares que incluimos dentro de los proarticulados. El yacimiento se sitúa en la pista que une los pueblos de Santa Lucía y Ozuela, a unos 14 km. al SO de Ponferrada, en los montes Aquianos de León. Esto supone la primera aparición de estas formas en niveles del Cámbrico y uno de los pocos hallazgos que se realizan fuera del Precámbrico Superior de la Plataforma Rusa.

                Por sus características morfológicas estos ejemplares se han incluido dentro de la familia Vendomiidae Keller y, de acuerdo con la clasificación propuesta por Fedonkin (1990), corresponderían a formas del grupo de los Bilateria axialmente asimétricos del filo Proarticulata. Otra clasificación utilizada para las faunas del Precámbrico es la de Glaessner (1979), en donde los Vendomiidae se incluyen en el filo Arthropoda dentro de la clase y orden Inciertos.

Las dimensiones de los ejemplares son reducidas, con casi 5 mm de largo por 2 mm de ancho y 1 mm de alto en el caso del ejemplar de mayor tamaño, mientras que el especimen más pequeño posee 3,5 mm de largo por 1,7 de ancho y 0,75 de alto.

                Ambos ejemplares presentan un cuerpo dividido en tres partes comparables al cefalón, tórax y pigidio de algunos trilobites. En su parte media muestran un número variable de semisegmentos dispuestos de forma alternante que encajan en cuña entre otros dos semisegmentos del lado opuesto, determinando una línea axial en zig-zag. Sus partes anterior y posterior son a primera vista muy similares; presentan un contorno aproximadamente semicircular y pueden recordar a algunos trilobites oligomeros isopígidos con escaso relieve en el cefalón y pigidio. El escudo anterior muestra una amplia zona media limitada posterolateralmente por dos lóbulos menores dando un aspecto trilobulado. En el ejemplar de mayor tamaño se encuentra un pequeño relieve puntual fracturado, que se dispone sobre el esbozo de una posible línea de sutura, que podría interpretarse como un posible ojo. Su parte posterior, comparable con el pigidio de los trilobites, muestra también un aspecto trilobulado con su parte media más amplia que las laterales, las cuales muestran una marcada disimetría, estando más desarrollada la parte en la que en ese momento se está originando el siguiente semisegmento que se incorporará posteriormente a la región torácica.

                De acuerdo con lo que acabamos de indicar es muy posible que estas formas representen los estadios larvarios, comparable a la fase meráspide en trilobites, de los proarticulados más jóvenes que se conocen hasta la actualidad. Aventurar que en el origen de los trilobites, o de algún otro grupo de artrópodos, están involucrados los proarticulados es hoy en día muy arriesgado, ya que se carece de unas pruebas bien fudamentadas; sin embargo,  creemos que se puede comparar el desarrollo larvario de ambos grupos. Además, nuestros ejemplares muestran unos caracteres únicos entre los proarticulados, con sus  partes anterior y posterior comparables al cefalón y pigidio de trilobites isopígidos y que recuerdan también las fases larvarias de otros muchos trilobites. El hecho de que estas formas de proarticulados hayan alcanzado estos caracteres puede hacernos pensar en un parentesco próximo entre ambos grupos, ya que en la evolución de los trilobites es bien conocido que a partir de especies con un elevado número de segmentos y micropígidas, que pueden recordar a formas problemáticas del Vendiense, existe una tendencia hacia formas con un pigidio mayor y una reducción en el número de segmentos torácicos, dando formas oligomeras isopígidas e incluso macropígidas. El suponer que estos proarticulados representen un estadio evolutivo final del grupo no nos debería extrañar si tenemos en cuenta su edad y se compara con lo que ocurre con los trilobites.

                Sin duda la adquisición de un esqueleto mineralizado y duro, como el de los trilobites, representó una ventaja frente a otros organismos que carecían de él; ello también supuso unas mayores posibilidades de fosilización iniciándose así el Fanerozoico con la llamada "Explosión Cámbrica". No hay que olvidar que aunque las especies animales fósiles que se conocen del Precámbrico Superior son muy pocas, sin embargo se conocen muchas huellas de actividad orgánica producidas por diferentes grupos animales que dieron lugar a formas muy variadas, entre las que podemos destacar las pertenecientes al icnogénero Cruziana supuestamente producidas por trilobites que aún no habían desarrollado un esqueleto mineralizado.

                Así pues, en la base del Cámbrico encontramos una abundancia de fósiles desconocidos hasta entonces, que aumentan progresivamente a lo largo de todo el Fanerozoico, sufriendo cada grupo distintos periodos de crisis, que dieron lugar a la desaparición de muchos taxones, y otros periodos de radiación de nuevas formas.

                Uno de estos grupos es el de los trilobites, que van a estar presentes en el registro fósil de todo el Paleozoico durante cerca de trescientos millones de años y cuyo origen hay que buscarlo en el Precámbrico, ya que los representantes más antiguos que se encuentran muestran muy bien desarrollados los caracteres propios del grupo.

                Así, desde su origen en el Cambrico hasta el Pérmico Superior, los trilobites sufren diversas extinciones y periodos de radiación de nuevas formas. Las extinciones más importantes que afectan a los trilobites, corresponden a las de finales del Cámbrico Inferior y Superior, la finiordovícica, las del Devónico Medio y Superior, y por último la que provoca la desaparición total de los trilobites, y de otros muchos grupos fósiles, asociada a la gran regresión de finales del Pérmico.

                En la Cordillera Cantábrica se han llevado a cabo numerosos trabajos sobre los trilobites y se han podido detectar algunos de estos fenómenos de extinción y radiación de taxones. Estos fenómenos están documentados en esta región con muchos estudios bioestratigráficos y otros sistemáticos que han dado lugar a la creación de un elevado número de taxones. Asimismo se han efectuado observaciones sobre la evolución del grupo proponiéndose distintas filogenias.

 


 

Miércoles, 5: 17.00, Sala Rioja

Sesión de Paleoentomología:

 

Pistas fósiles de artrópodos

Eduardo Mayoral Alfaro

Departamento de Geología
Facultad de Ciencias Experimentales
Universidad de Huelva
21819 Palos de la Frontera, Huelva
mayoral@uhu.es 

    Los artrópodos son un conjunto extraordinariamente numeroso de animales (se han descrito más de 750.000 especies actuales y cerca de 4.000 fósiles), que han presentado una diversidad adaptativa formidable, lo que les ha llevado a conquistar prácticamente todos los hábitats de la Tierra. Además, algunas clases sistemáticas sufrieron cambios evolutivos importantes, lo que unido a su amplia distribución geográfica, hace que tengan, desde el punto de vista paleontológico, un interés global apreciable. Por otra parte, los Artrópodos poseen un exoesqueleto quitinoso, capaz de mineralizarse, lo que hace que sea muy resistente. Presentan también numerosos apéndices adaptados a diversos tipos de locomoción, lo que unido al elevado grado de segmentación de su cuerpo, les confieren una gran capacidad de movilidad y articulación, que se podrá traducir potencialmente en la producción de múltiples señales capaces de fosilizar, al margen de que lo hagan o no los exoesqueletos correspondientes.

                Otro aspecto a favor de la producción y conservación de las evidencias resultantes de la actividad orgánica de estos invertebrados, es su forma de vida. La gran mayoría de los artrópodos, ya sean marinos o terrestres, viven en relación más o menos directa con el fondo. Por esta razón, al ser bentónicos, su interacción con el sustrato es directa, constante y, por lo general, se desarrolla de forma continua. Si a esta circunstancia se añade que tanto los que son epibentónicos (que viven en superficie) como los endobentónicos (que viven enterrados), tienen una gran capacidad de movimiento, el resultado será la producción de un elevado número de pistas, cuyo registro final vendrá condicionado por el tipo de medio, ya sea éste acuático (con mayor potencial de conservación) o subaéreo (potencial de conservación menor).

                Todas estas características permiten presumir que los registros de los diferentes tipos de comportamiento de los artrópodos en los soportes naturales, que son las rocas sedimentarias, han sido extraordinariamente numerosos y prolíficos a lo largo de los tiempos geológicos. Esto hizo, que ya desde mediados del siglo XIX, los científicos centraran su atención en ciertos restos problemáticos, que inicialmente fueron interpretados como plantas o algas y que posteriormente se relacionaron con pistas de artrópodos. Tal es el caso de los icnogéneros Cruziana y Rusophycus que fueron objeto de agrias disputas científicas entre paleobotánicos y paleontólogos durante las últimas décadas de ese siglo.

                Durante el siglo XX, una vez reconocida al nivel mundial, la identidad y el origen de estas pistas, se ha desarrollado una extensa bibliografía científica que abarca prácticamente a todas las clases de artrópodos y a todos los ambientes en que éstos se encuentran. Quizás las pistas mejor conocidas se refieran a las registradas en ambientes marinos, ya que este ecosistema está bastante bien estudiado en el registro fósil, aunque en la última década los avances en el conocimiento de los ecosistemas terrestres han sido espectaculares.

                En los medios acuáticos marinos las pistas fósiles de artrópodos corresponden tanto a estructuras de bioturbación, producidas en sedimentos blandos, no consolidados, como de bioerosión, producidas en sustratos duros, consolidados. En el primer caso, destacan sobremanera las pistas relacionadas con diferentes tipos de locomoción y/o arrastre: Cruziana, Diplichnites, Dimorphichnus, Monomorphichnus, Arthrophycus?, Kouphichnium, Oniscoidichnus, así como las de reposo: Rusophycus, Limulicubichnus;búsqueda de morada: Ophiomorpha, Psilonichnus, Macanopsis; alimento: Thalassinoides,  Phycodes, Scolicia;alimento-morada: Gyrolithes, Spongeliomorpha , Teichichnus?, Rhizocorallium?. En el segundo caso, las evidencias son casi siempre de búsqueda de morada: Rogerella, Trypanites o de alimento mediante la depredación: estructuras de durofagia. En general, los artrópodos que producen estructuras de bioturbación suelen ser mayoritariamente crustáceos, mientras que  las de bioerosión son también producidas por cirrípedos e isópodos.

                En el caso de los medios acuáticos no marinos, los artrópodos productores de estructuras de bioturbación son predominantemente los crustáceos, los hydracarinos, los arácnidos y los insectos, siendo estos últimos junto con los primeros, responsables también de algunas estructuras de bioerosión. A diferencia de lo que ocurría con los medios marinos, los tipos de comportamiento más frecuentes suelen corresponder a construcción de nidos o búsquedas de morada en sedimentos poco o nada consolidados: Celliforma, Uruguay, Monesichnus, Ellipsodeichnus,  Chubutolites, Masrichnus, Macanopsis, Parowanichnus, Eatonichnus, o mixto, con búsqueda de alimento: Coprinisphaera, Fontanaichnus, Attaichnus, Pallichnus, Tacuruichnus, Termitichnus, Palmiraichnus, o en menor medida de desplazamiento: Entradichnus, o reposo: Pustulichnus. Las evidencias de bioerosión casi siempre están producidas por insectos que buscan alimento sobre las hojas, en la explotación de brotes, en la presencia de sarpullidos debido a larvas minadoras de hojas y en excoriaciones en las plantas,  así como coprolitos y perforaciones en sustratos xílicos, éstas últimas normalmente realizadas por isópteros (termitas) y coleópteros (escarabajos).

                Por último, desde el punto de vista aplicado a la Geología, las pistas de artrópodos se han utilizado para establecer límites bioestratigráficos (p.e: el límite Precámbrico-Cámbrico) y para ampliar el conocimiento de la aparición de los artrópodos previo al primer registro de sus cuerpos fósiles (las pistas fósiles relacionadas con la actividad de trilobites son muy anteriores al registro de sus primeros fósiles). También han sido muy importantes en las reconstrucciones paleogeográficas y en el estudio de la tectónica de placas, y  en la correlación de cuencas; así como para otros aspectos comunes al resto de las pistas fósiles, como son  el estudio de los modelos de actividad de las comunidades bentónicas, la reconstrucción de datos paleoambientales (batimetría, salinidad, temperatura, oxigenación, etc.), los aspectos tafonómicos, historia y evolución de los depósitos sedimentarios, energía, corrientes, velocidad y tasa de sedimentación y/o erosión, procesos de litificación, compactación y deformación de las rocas, entre otros.

 


 

Miércoles, 5: 17.45, Sala Rioja

Sesión de Paleoentomología:

 

Una visión sobre los insectos del Mesozoico y Cenozoico: el ámbar y los depósitos lacustres de Rubielos de Mora  (Teruel)

Enrique Peñalver Molla

Departamento de Geología
Universidad de Valencia
Dr. Moliner, 50
46100 Burjassot, Valencia 
enrique.penalver@uv.es
 

    Durante el Mesozoico acontecen dos hechos de gran trascendencia. Uno es la aparición de algunos de los grupos de insectos que actualmente son muy importantes, diversos y abundantes en la entomofauna. El otro es la aparición de las angiospermas, el grupo de plantas principal que configura las floras actuales. Ambos hechos se han relacionado siempre como un claro ejemplo de coevolución, sin embargo las últimas investigaciones lo desmienten. Lo que si es cierto es que la diversificación explosiva de insectos y angiospermas durante el Cretácico es en gran medida fruto de una intensa coevolución. Otro fenómeno destacable es el fenómeno de extinción que aconteció en los insectos a mediados del Cretácico y no al final de este periodo temporal, es decir, la gran extinción de finales de Cretácico, que hizo desaparecer tantos y tan diferentes grupos de organismos, no afectó aparentemente a los insectos.
    Durante el Cenozoico o Terciario, continuó la diversificación de los insectos relacionados con las flores hasta configurar la entomofauna actual. Conocer el registro fósil de insectos de este periodo es de gran importancia y, en él, asistimos a la aparición de muchos de los géneros que actualmente son de especial interés para el hombre. Desgraciadamente, pese a ser muy rico el registro del Cenozoico, es muy pobre la investigación realizada hasta el momento en este sentido.
    Curiosamente, en un mismo término municipal en Aragón, concretamente el de Rubielos de Mora, existen dos yacimientos paleoentomológicos de notable importancia, muy poco comunes y totalmente distintos. Uno corresponde a ámbar con insectos del Cretácico inferior (Mesozoico: 105 m.a. aprox.) y otro a sedimentos lacustres del Mioceno (Cenozoico: 19 m.a. aprox.) Del primero se conocen pocos ejemplares hasta el momento, pero son raros en el registro fósil mundial. En el segundo se han hallado miles de ejemplares, algunos ya descritos como nuevas especies. Ambos constituyen dos excepcionales ventanas al pasado que nos permiten conocer numerosos aspectos, en momentos clave, de la evolución de los insectos.

 


 

Jueves, 6: 17.00, Sariñena

 Sesión de Los Monegros:

Ecología de los Colémbolos (Hexapoda, Collembola) en Los Monegros (Zaragoza, España)

Javier I. Arbea 1 & Javier Blasco-Zumeta 2

1     Departamento de Ciencias Naturales.
      I.E.S. Alhama. Avda. del Villar, 44.
      31591 Corella (Navarra).
      jarbea@jet.es 

2     C/. Hispanidad, 8.
      50750 Pina de Ebro (Zaragoza).
      blaszu@arrakis.es 

    Con el fin de profundizar en la ecología de los microartrópodos en Los Monegros se han estudiado las poblaciones de colémbolos en varios biotopos, tanto edáficos  como epígeos, representativos de los diferentes tipos de comunidades vegetales presentes en el paraje conocido como "Retuerta de Pina", en el municipio de Pina de Ebro (Zaragoza). La vegetación típica es el sabinar característico de la asociación Juniperetum phoenicio-thuriferae (Br.-Bl. & O. Bolòs) Rivas Martínez, apareciendo en las zonas aclaradas comunidades vegetales pertenecientes a cuatro alianzas fitosociológicas: matorrales más o menos densos de la alianza Gypsophilion hispanicae (Br.-Bl.) Br.-Bl. & O. Bolòs, gramíneas estépicas de la alianza Agropyro-Lygeion Br.-Bl. & O. Bolòs, comunidades nitrófilas de la alianza Salsolo peganion Br.-Bl. & O. Bolòs, y comunidades halófilas de la alianza Suaedion verae Br.-Bl. & O. Bolòs. Los muestreos se realizaron utilizando diversos métodos de recolección: trampas Moericke, trampas Malaise, trampas de luz, trampas de caída en el suelo, discos coloreados, extractores de Berlese y recolección a simple vista.

                En esta zona de los Monegros se han encontrado un total de 68 especies de colémbolos pertenecientes a 37 géneros, lo cual representa una biodiversidad elevada teniendo en cuenta que las condiciones extremas de este ambiente, especialmente el estrés hídrico, no son a priori favorables para la vida de los colémbolos. Para paliar esta falta de humedad los colémbolos siguen varias estrategias, que pueden observarse en las especies que viven en Los Monegros: unas especies son capaces de sobrevivir durante períodos más o menos largos de tiempo en estado de anhidrobiosis (representantes de los géneros Hypogastrura, Xenylla, Pseudachorutes, Brachystomella y Folsomides), otras especies presentan adaptaciones morfológicas para reducir la transpiración de la superficie del cuerpo, como son la presencia de escamas o una cubierta densa de pelos (representantes de los géneros Entomobrya, Lepidocyrtus, Seira y Heteromurus) o el desarrollo de estructuras cuticulares engrosadas (representantes de los géneros Anurophorus y Proctostephanus).

                Otra particularidad de la ecología de los colémbolos en Los Monegros es el gran predominio y variedad de las especies con un modo de vida epígeo. Aproximadamente el 30% de las especies entran en la categoría morfoecológica de los atmobios, frente a un 15% de especies euedáficas. Sin duda esto está relacionado con la gran biodiversidad que se encuentra en los estratos herbáceo, muscinal y liquénico en estas zonas en las que predomina el carácter abierto de la vegetación.

                Al analizar la distribución biogeográfica de los colémbolos de La Retuerta de Pina destaca el elevado número de especies endémicas. El 39 %  de las especies son endémicas de la península Ibérica o del sur de Francia (distribución íberoprovenzal), constituyendo la mayor parte de ellas endemismos de la depresión del Ebro.

                Por último, se analizan las posibles relaciones con las poblaciones de colémbolos de otras zonas de la península Ibérica y de otras regiones con características bioclimáticas y de vegetación similares. Podemos concluir que la fauna de colémbolos de Los Monegros es fuertemente diversificada y singular, presentando afinidades con la norteafricana. Otro factor que avala su singularidad es el gran número de nuevas especies y de especies endémicas o raras. Por lo tanto, podemos situar a Los Monegros entre las “zonas calientes” de la biodiversidad europea, con un elevado valor biológico debido al rico componente endémico de su biocenosis.

 


 

Jueves, 6: 17.15, Sariñena

Sesión de Los Monegros:

  

Gorgojos esteparios de los Monegros

Antonio J. Velázquez de Castro 1 & Miguel Ángel Alonso Zarazaga 2

1    Depto. de Biología Animal 1,
      Facultad de Biología,
      Universidad Complutense,
      28040 Madrid.

2    Depto. de Biodiversidad y Biología Evolutiva,
      Museo Nacional de Ciencias Naturales (C.S.I.C.),
      José Gutierrez Abascal 2,
      28006 Madrid.
      Zarazaga@mncn.csic.es 

               

Introducción: La fauna de gorgojos de los Monegros es una de las mejor estudiadas de la península Ibérica, debido sobre todo a la labor de muestreo realizada por D. Javier Blasco-Zumeta, y posteriormente al estudio de este material realizado por diversos especialistas en Curculionoidea. Se han identificado hasta ahora un total de 131 especies de esta superfamilia, representando a cinco familias. Además se ha podido describir a partir de este material cuatro especies nuevas para la ciencia. Pero el principal interés que posee la fauna de Los Monegros es el de su carácter único en la península Ibérica y también en Europa. Seis especies de Curculionidae son exclusivas de esta región o bien se extienden a algún otro enclave del noroeste español, ocho especies más son endémicas de España, y por cierto muy raras en nuestro territorio. Finalmente, hay cuatro especies que si bien son conocidas de otros países, sólo habitan en Los Monegros dentro de la península Ibérica, y aun en Europa. El carácter especial de esta faúnula puede ser explicado por razones bien históricas, bien ecológicas, estando ambos factores muy relacionados en esta zona.

 

Factores ecológicos: Se conoce poco de la autoecología de los gorgojos esteparios de Los Monegros (y en general de la mayoría de gorgojos), por lo que es difícil saber la distinta repercusión que tienen en estos los factores bióticos y los abióticos. Ambos están muy relacionados, pues al ser un grupo fitófago, las plantas de las que se nutren ya muestran su adaptación al clima y suelo de cada zona. Podríamos establecer tres grupos de gorgojos esteparios dependiendo del tipo de planta de la que se nutren (Tabla I):

 

  •   Gorgojos gipsícolas: Son especies ligadas exclusivamente a plantas gipsícolas, muy bien representadas en la zona. Estas plantas, además de albergar algunos gorgojos polífagos, tienen por otro lado una fauna exclusiva, representada por tres especies monófagas.

 

  •   Gorgojos halófilos: Son en su mayor parte, especies asociadas a plantas de la familia Chenopodiaceae.

 

  •   Gorgojos esteparios no asociados con plantas halófilas o gipsófilas: Los más destacados son los que atacan a Ephedra nebrodensis, si bien existen otros que se alimentan de Artemisia.

 

Tabla I. Gorgojos esteparios y planta huésped

Especies asociadas a plantas gipsófilas y distribución

Planta huésped en Los Monegros

Sibinia iberica Hoffmann,1959. Madrid, Alicante.

Gypsophila struthium subsp. hispanica

Ceutorhynchus n. sp. Valladolid.

Lepidium subulatum

Sitona callosus Gyllenhal,1834. Desde Polonia a China.

Ononis tridentata

Especies asociadas a plantas halófilas y distribución

Planta huésped en Los Monegros

Metadonus vuillefroyanus (Capiomont, 1868). Alicante, Marruecos

Suaeda vera

Asproparthenis meridionalis (Chevrolat, 1874). Mediterráneo

 ibérico y francés.

Suaeda -Salicornia

Cercomorphus sp.

Frankenia thymiifolia

Especies no asociadas a halófitos y distribución

Planta huésped en Los Monegros

Strophosoma blascoi Pelletier, 1996. Monegros.

Artemisia herba-alba

Strophosoma n.sp. Monegros

Artemisia herba-alba

Paroxyonyx imitator (Wagner, 1929). Noroeste ibérico

Ephedra nebrodensis

P. cinctus (Chevrolat, 1861). Almería, Valencia

Ephedra nebrodensis

Barioxyonyx daghestanicus Korotyaev, 1992. Alicante, Anatolia, Daguestán

Ephedra nebrodensis

Theodorinus hispanicus Colonnelli, 1995. Madrid, Almería

Ephedra nebrodensis

 

Factores históricos: Algunos gorgojos esteparios de los Monegros muestran una distribución disyunta, con poblaciones en el Mediterráneo oriental o incluso en Asia. En la tabla II se citan tres especies, y aún existe una cuarta especie de la subfamilia Lixinae de la que se conocen únicamente poblaciones en Monegros, Argelia y Egipto. Este patrón no es sin embargo raro en las especies de insectos en Monegros. Ribera y Blasco-Zumeta (1998) listan un total de 34 especies con esta distribución disyunta (a las que hay que añadir 3 especies más de gorgojos de las antes citadas). Caben dos explicaciones para este hecho:

1.    Ha habido una recolonización entre las áreas, ya que tienen condiciones ecológicas similares.

2.    Ha habido una continuidad en las poblaciones, que ahora han reducido su área y son poblaciones relictas.

       Sin embargo, hay una razón para pensar que la segunda hipótesis es más probable. Se trata de especies cuyos parientes más próximos se encuentran en zonas del Mediterráneo oriental y/o Asia Central. La aparición de estas especies se supone debida al aislamiento entre las poblaciones originarias, condición incompatible con la recolonización a través de vías de acceso entre ambos lugares. Efectivamente, existen 29 especies de insectos en Los Monegros con especies más próximas que viven en estepas del mediterráneo occidental o Asia. En el caso de los gorgojos, son 3 las especies encontradas cuyos parientes más cercanos tienen una distribución oriental (tabla III). Estas especies nos indican la persistencia a través del Terciario de un hábitat estepario que alberga una fauna relicta única en la península Ibérica, y sobre la que deben hacerse todos los esfuerzos posibles por conservarla.

Tabla II. Especies esteparias con distribución disyunta

Especies

Distribución en el Mediterráneo occidental

Distribución en el Mediterráneo oriental

Distribución Turánica

Hypophyes minutissimus (Tournier, 1867)

Monegros, Andalucía, N. África

Egipto, Iraq

S. Rusia

Sitona callosus Gyllenhal, 1834

Monegros

Europa oriental, Balcanes

Trans-Caspio, Asia Central, China

Barioxyonyx daghestanicus Kortyaev, 1992

Monegros, Alicante

Anatolia

Daguestán

Tabla III.

Especies de Los Monegros y sus especies vicariantes con su distribución oriental

Especies o subespecies occidentales

Distribución

Especies o subespecies vicariantes orientales

Distribución

Leucomigus candidatus tessellatus (Fairmaire, 1849)

C. y E. España, S. Francia

L. candidatus candidatus

Desde el E. del mar Negro al O. de Kazajstan

Theodorinus hispanicus Colonnelli, 1995

Monegros, Almería, Madrid

T. multidentatus
T. transcaucasicus

Turkmenistán, Kazajstán Cáucaso

Sibinia iberica Hoffmann, 1959

Monegros, Madrid, Alicante

S. unicolor

C. y S.E. Europa, Turquía, Siberia

 


 

Jueves, 6: 17.30, Sariñena

Sesión de Los Monegros:

 

 

Entre cascabeles y gatos, llegó la hora de la verdad para  la Entomología Ibérica: el caso de Los Monegros

Antonio Melic & Javier Blasco-Zumeta en representación de la Sociedad Entomológica Aragonesa (S.E.A.)

 

1    Avenida Radio Juventud, 6
      50012 Zaragoza
      amelic@retemail.es 

2     C/. Hispanidad, 8.
      50750 Pina de Ebro (Zaragoza).
      blaszu@arrakis.es 

    Dos cuestiones parecen haber alcanzado un cierto grado de consenso: hay que intentar proteger la biodiversidad y no es posible conservarla toda. La Sociedad debe elegir entre los diferentes conjuntos de bienes naturales (ecosistemas o hábitats) que hoy se encuentran en trámite de desaparición. Pero ¿cómo, sobre la base de qué criterio?

                Habitualmente la protección de un ecosistema conlleva graves problemas en términos de coste económico, social y de oportunidad, lo que se traduce en tomas de decisión negociadas entre las partes involucradas en las que los criterios científicos tienen poco peso frente a otros como el impacto social, la espectativa de efecto económico sobre la población residente, la viabilidad de explotaciones y del propio ecosistema, etc.

                En este escenario, la posibilidad de que un ecosistema estepario (y por tanto, poco atractivo desde el cánon estético asociado a valores de ocio y recreo), susceptible de explotación agrícola intensiva y cuyo principal valor a proteger es la singularidad y diversidad de su fauna de artrópodos tiene remotas posibilidades de ser incluido en alguna de las figuras de protección legal previstas en la legislación española.

                No obstante, Los Monegros, una estepa aragonesa que se extiende por Zaragoza y Huesca y que abarca el territorio comprendido entre los ríos Ebro (al sur), Gállego (al oeste) y Cinca (al este), alcanzando los Llanos de la Violada y el Somontano por el norte, por circunstancias que poco o nada tienen que ver con su diversidad entomológica, se encuentra en trámite de ser declarado zona protegida.

                Las credenciales de Los Monegros para ser protegidos pueden resumirse, en cuanto se refiere a su entomofauna, en los siguientes datos:

                Su riqueza biológica alcanza la cifra de 5.500 especies inventariadas hasta la fecha, de las que 3.700 son artrópodos, lo que representa que menos del 1 % del territorio peninsular contiene en torno al 10% de la biodiversidad ibérica estimada.

                Su biocenosis presenta un notable grado de singularidad, hasta tal punto que en los últimos 5 años se han descrito (o se encuentran en trámite de descripción) casi 200 nuevas especies para la ciencia.  

                Su flora y fauna contiene una larga lista de endemismos junto a numerosos casos de distribuciones biogeográficas disyuntas y especies vicariantes que la relacionan con la presente en el Norte de África y las estepas asiáticas, lo que hace sospechar un pasado remoto común y la condición de isla biológica de Los Monegros.

                Diversas especies monegrinas presentan adaptaciones de carácter ecológico a la dureza del medio que, de momento, las convierten en casos únicos.

                La ciencia y, concretamente, la Entomología ibérica, debe hacer un esfuerzo especial para que la protección legal de Los Monegros sea una realidad por encima de declaraciones, convenios o negociaciones sociales o políticas. Los criterios científicos deben ocupar el lugar privilegiado que debería corresponderles de forma natural en este tipo de decisiones, dejándose oir con mayor vigor en los foros adecuados y medios de comunicación e involucrándose de forma activa y decidida en los procesos de selección y protección de hábitats, especialmente en casos como el de Los Monegros, en el que las pruebas e informaciones de carácter científico acumuladas convierten a las estepas aragonesas en uno de los parajes más singulares de toda Europa.

                Se propone la firma de una declaración a favor de la Protección de Los Monegros.

 


 

Viernes, 7: 9.30, Sala Rioja

Sesión Futuro de la Entomología:

 

La riqueza entomológica ibérica y el estado actual de los recursos taxonómicos: apuntes para un diagnóstico

Jorge M. Lobo

Departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva
Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC
c/. José Gutiérrez Abascal, 2
28006 Madrid
mcnj117@mncn.csic.es 

    Considerando principalmente los datos de tres grupos de insectos hiperdiversos (Coleoptera, Hymenoptera y Lepidoptera) y utilizando fuentes de diversa procedencia, se realiza una estimación de la diversidad entomológica Ibérica así como del grado de conocimiento taxonómico y faunístico alcanzado. Tanto los fondos contenidos en las principales colecciones, como las publicaciones y los recursos humanos existentes son descritos y analizados con el objeto de ofrecer un panorámica general sobre el estado actual de los recursos taxonómicos  existentes en el campo de la entomología Ibérica. Aunque, tanto la riqueza entomológica como el estado del material depositado ofrecen un notable potencial para el desarrollo de esta disciplina, es patente la precaria situación en medios humanos y materiales. Aventurando algunas de las principales causas de este estado de postergación, se concluye que el conocimiento y descripción a medio plazo de la diversidad biológica Ibérica está seriamente comprometido a no ser que la faunística y sistemática entomolgicas aprovechen las nuevas oportunidades para superar sus limitaciones.

 


 

Viernes, 7: 10.15, Sala Rioja

Sesión Futuro de la Entomología:

 

Pronósticos sobre la Entomología Ibérica del Tercer Milenio

Antonio Melic

Sociedad Entomológica Aragonesa (SEA)
Avda. Radio Juventud, 6
50012 Zaragoza
amelic@retemail.es 

    La coincidencia entre la celebración del IX ICE y el cambio de Milenio obliga a plantear este congreso en términos de balance, como representación de lo histórico y lo presente y en términos de presupuesto, como expresión de lo futuro. El  diagnóstico permite determinar los activos acumulados (así como el lastre de los pasivos), mientras que el pronóstico resume lo que nos depara el futuro en función de nuestra situación de partida, de nuestros objetivos, de las herramientas y medios disponibles y del escenario previsible.

                Basándonos en el diagnóstico previo sobre la situación de la Entomología (sistemática y taxonómica), y aparcando el problema de la compleja definición de unos objetivos estratégicos para la disciplina en la parcela Ibérica,  se señalan una serie de parámetros y tendencias que definen el escenario futuro.

                Pueden detectarse ciertos cambios significativos en el escenario que sin duda habrán de influir en el futuro desarrollo de la disciplina y en sus resultados concretos.  Esos cambios pueden resumirse en tres tendencias que, si bien han podido estar presentes en el pasado, nunca como ahora se han manifestado con tanto vigor: 1) Una mejora vertiginosa en la cantidad, capacidad, calidad y rapidez de los recursos y herramientas técnicas (tecnología de tratamiento y almacenamiento de datos), así como en los medios de comunicación. 2) Un aumento de las herramientas conceptuales de trabajo y análisis, lo que representa un cambio cuantitativo y cualitativo en términos de metodología. 3) Un cambio en el escenario social en términos de sensibilidad ante la pérdida de biodiversidad, marco legislativo internacional, etc.

                Junto a estas tendencias de marcado carácter positivo, se señalan algunos de los problemas o lastres que pueden incidir negativamente en el desarrollo de la disciplina, hipotecando una parte de nuestras posibilidades: prejuicios e ignorancia frente a las nuevas tecnologías, apego a procedimientos clásicos y temor ante nuevos métodos, pocos o nulos recursos ‘formativos’, escasa capacidad de organización al nivel de investigadores y fragmentación del esfuerzo, pérdida acelerada de biodiversidad, nula presencia o representación del colectivo frente a los poderes públicos, etc.

 


 

Viernes, 7: 11.30, Sala Rioja

Sesión Futuro de la Entomología:

Entomología y nuevas tecnologías de comunicación: Internet

Juan José de Haro

C/Tort nº 12
08290 - Cerdanyola (Barcelona)
jjdeharo@retemail.es  

    Las innovaciones tecnológicas de los últimos 10 años, específicamente en lo que a comunicaciones se refiere, están provocando una revolución en la forma mediante la cual se llevan a cabo las relaciones interpersonales. Internet está representando un cambio cuantitativo y cualitativo en las relaciones entre los especialistas y el nacimiento de una auténtica interacción directa entre aficionados y expertos en la Entomología, casi inexistente hasta la actualidad.

                Algunos de los elementos diferenciadores que podemos destacar con respecto a los sistemas tradicionales de comunicación, son: la facilidad para la ubicación de las personas, la instantaneidad en la comunicación, la existencia de foros altamente especializados a los que, por ejemplo, es posible someter las hipótesis previas de trabajo o  la posibilidad de universalizar el trabajo individual o colectivo. El coste de las publicaciones electrónicas es prácticamente nulo, adquiriendo únicamente relevancia el esfuerzo humano invertido. A través de la Red el individuo puede asumir tareas dedicadas hasta ahora únicamente a colectivos con un soporte humano y económico importante.  La  transmisión de información es el elemento que caracteriza Internet. Su velocidad y cantidad hacen de la Red un medio inigualable, absolutamente desconocido hasta el momento presente.

                La presencia de la ciencia entomológica en Internet se encuentra aceptablemente desarrollada en los países de habla inglesa. No ocurre lo mismo en lengua castellana, donde los recursos son muy limitados y prácticamente no hay espacios comunes para los especialistas. El desconocimiento de lo que realmente es Internet y un escaso interés por el mismo han hecho que la presencia en la Red se reduzca a informaciones generales por parte de algunos departamentos universitarios y determinados organismos. El esfuerzo aportado por algunas personas, siendo loable, no alcanza a completar las expectativas que se pueden esperar de Internet.

                La Comunidad Virtual de Entomología, ubicada dentro de la Red Académica y Científica de España (RedIris), actúa como referente de hecho en la comunidad entomológica internacional de lengua española. Los servicios prestados a través de sus páginas y mediante el correo electrónico son un exponente real y activo de la colaboración multidisciplinar entomológica que se desarrolla día a día.

                En el futuro cercano se deben aprovechar todavía más las inmensas posibilidades que posee la Red. Las bases de datos son sin duda el próximo reto que debemos afrontar ya que el medio en el que se desenvuelve Internet lo hacen idóneo para esta tarea.  A través de ellas se podrán consultar, por ejemplo, datos bibliográficos, listas taxonómicas o directorios de especialistas. Otro aspecto prioritario a desarrollar es la colaboración a distancia entre grupos de trabajo. Las herramientas ya están disponibles, únicamente se necesita una mayor cultura electrónica entre los diferentes especialistas para que sea una realidad.

                Internet es un medio extraordinariamente cambiante que evoluciona con una gran rapidez, de ahí surge la necesidad de integrar la Entomología y al entomólogo lo antes posible, de otro modo se corre el riesgo de perder competitividad frente a otras ramas científicas, que podría provocar un decaimiento de la Entomología.

 


 

Viernes, 7: 12.15, Sala Rioja

Sesión Futuro de la Entomología:

Presentación de PrIBES 2000, proyecto para el inventario y estimación de la diversidad entomológica de fuerte contenido taxonómico pero de vocación claramente analítica para todo el ámbito Iberoamericano.

Exposición a cargo del coordinador del proyecto, el Dr. Fermín Martín Piera, Dpto. Biodiversidad y Biología Evolutiva, Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid, España.

 

 

Viernes, 7: 17.15, Sala Rioja

Sesión Futuro de la Entomología:

 

Inventarios y Métodos de sustitución para estimar  la 'cantidad' de Biodiversidad

Fermín Martín Piera

Dpto. Biodiversidad y B. Evolutiva (Entomología)
Museo Nacional de Ciencias Naturales (C.S.I.C.)
c/ José Gutiérrez Abascal, 2; 28006-MADRID 
fermin@mncn.csic.es
  

    Tras más de dos siglos de trabajo taxonómico, la cuantificación directa de la Biodiversidad o cualquier otro aspecto de la variedad de la Vida, se revela como una empresa extremadamente costosa en tiempo y recursos humanos y materiales. Entre otras aproximaciones, en los últimos años se está explorando la Relación de riqueza a diferentes niveles de la Jerarquía Taxonómica; en particular, entre el número de ESpecies y el número de xones de Alto Rango ('RESTAR') que representan (géneros, tribus, familias, etc.).

                Se abordan las dos siguientes cuestiones: ¿cuál es la función de mayor valor predictivo que expresa más adecuadamente la relación de riqueza específica y riqueza de taxones de alto rango? y ¿cuál es el predictor taxonómico supraespecífico que predice con más exactitud la riqueza de especies?. Para responder ambas cuestiones, se ha comparado el ajuste de funciones lineales, log/log y exponenciales, utilizando dos variables predictivas de rango taxonómico intermedio: riqueza de géneros y riqueza de familias. Todos los ejemplos analizados, se refieren a grupos de artrópodos terrestres.

                Teórica y empíricamente las funciones curvilineales, en la mayoría de los casos, se ajustan mejor que las lineales a la relación de riqueza a diferentes niveles de la jerarquía taxonómica. No obstante, dependiendo de la escala de análisis y de la intensidad de muestreo, ha de investigarse en cada caso, cuál es la función que mejor se ajusta a los datos. Es previsible que a bajas intensidades de muestreo, no haya diferencias significativas entre funciones lineales y curvilineales. Utilizando funciones lineales, cabría recomendar la utilización de predictores taxonómicamente poco distanciados (géneros) de la variable dependiente (número de especies). Sin embargo, parece posible utilizar predictores de mayor rango taxonómico (familias), si ajustamos los datos a funciones log/log o exponenciales.

                Las funciones 'RESTAR' proporcionan predicciones congruentes con otras estimaciones de riqueza máxima (curvas de acumulación, 'ACE', 'ICE') dependiendo de la intensidad del muestreo, de la escala espacial a la que se realiza el inventario y de la 'distancia' taxonómica entre variables, pero la precisión de la predicción no depende tanto del tipo de función a la que ajustamos los datos, sino de la medida de riqueza tomada como referencia de exactitud  (especies observadas vs. riqueza máxima estimada) y del predictor de alto rango taxonómico utilizado como variable independiente: géneros o familias. Si se utiliza la riqueza específica observada, el número de géneros es mejor predictor que el número de familias. En cambio, si se utiliza la riqueza máxima estimada, el número de familias es aún mejor predictor que el número de géneros.

                Se necesita una mayor base empírica a fin de lograr una validación de las funciones 'RESTAR', a todos los niveles de la jerarquía taxonómica En grupos hiperdiversos exhaustivamente inventariados, cabe esperar que el valor predictivo de las funciones 'RESTAR' sea limitado. En estos casos, habría de establecerse el punto a partir del cual, la función pierde valor predictivo al hacerse asintótica al eje que representa el valor de la variable independiente; la de mayor rango taxonómico. No obstante, como muy pocos grupos de insectos (casi ninguno) están exhaustivamente inventariados en ninguna región del Planeta, las funciones 'RESTAR' constituyen una aproximación metodológica que puede resultar útil en la estimación de la Biodiversidad, o cuando menos, una hipótesis de trabajo merecedora de una exploración más exhaustiva que la que hasta ahora se ha efectuado.

 


 

Sábado, 8: 10.15, Sala Rioja

Entomología y Veterinaria

 

Entomología y Veterinaria: historias cruzadas

Javier Lucientes

Departamento de Patología Animal
Facultad de Veterinaria
Universidad de Zaragoza. 
jlucien@posta.unizar.es
   

    Una de las ramas básicas de la Veterinaria es la Parasitología. La importancia que tienen los parásitos como productores de enfermedades y causa de pérdidas económicas en nuestros animales domésticos es ampliamente conocida. No hay que olvidar tampoco su incidencia en muchas especies silvestres. De entre los parásitos los artrópodos han jugado un papel doble por su interés como parásitos en sí mismos y por su capacidad de transmisión de muchas otras enfermedades producidas por virus, bacterias o protozoos.

                Aunque sus efectos no son tan espectaculares como otras enfermedades infecciosas, desde siempre el hombre ha conocido la importancia médica y veterinaria de los insectos y ácaros. Los artrópodos parásitos, al ser en general macroscópicos, han sido fácilmente identificados y desde tiempos remotos relacionados con las enfermedades de los animales domésticos. La referencia más antigua que tenemos se encuentra en el llamado Papiro Veterinarium de Kahun (2300 ‑ 2100 a.c.) que ya describe una enfermedad producida por unos gusanos que hacen sus nidos en los toros y que es conocida actualmente como hipodermosis bovina. Las culturas griegas y romanas han proporcionado abundantes estudios de la medicina y la veterinaria que nos describen piojos, pulgas, garrapatas o procesos como las sarnas y las miasis. Igualmente son numerosas las citas de artrópodos parásitos y remedios en su lucha frente a ellos en las obras de los albeitares musulmanes españoles.

                La observación continua de los animales en su ambiente y de sus procesos morbososo hacían intuir a los veterinarios el papel de los artrópodos como vectores de enfermedades. Pero hubo que esperar hasta 1890 para que Frederick Kilborne  demostrara el método de contagio de la fiebre de Texas (la piroplasmosis o babesiosis bovina) por la garrapata Boophilus annulatus.

                La Veterinaria no está ligada sólo a los animales vertebrados sino que ha estado dedicada a todas las especies de interés productivo. De entre los artrópodos, las abejas y el gusano de seda han recibido una especial atención por su importancia para el hombre. De las enfermedades de las abejas ya se recogen citas en época romana y en el medioevo se dan soluciones a algunos de sus males. En el momento actual no sólo siguen conservando su importancia estos insectos sino que otro grupo de artrópodos, los crustáceos, debido a su interés como recurso alimenticio humano, han necesitado de la atención veterinaria. Ésta se centra  sobre todo en los métodos de cría intensiva y en las enfermedades que padecen.

                No quisiera olvidar en este escueto resumen de las conexiones entre artrópodos, la Entomología y las Ciencias Veterinarias un nuevo tipo de relación que está apareciendo en nuestras modernas sociedades del bienestar y del consumo, y es la de los artrópodos como animales de compañía y el veterinario como médico clínico de las mismas. La tenencia cada vez más frecuente de arañas, escorpiones o insectos como mascotas obliga a la profesión veterinaria a un nuevo reto para el que no estaba preparada, el de curar sus enfermedades.

 

 


Sábado, 8: 11.30, Sala Rioja

Conferencia de Clausura:

 

El Nuevo Código Internacional de Nomenclatura Zoológica

Miguel Angel Alonso Zarazaga

Museo Nacional Ciencias Naturales-CSIC
c/. José Gutiérrez Abascal, 2
28006 Madrid 
zarazaga@mncn.csic.es
  

Índice de la Conferencia

Introducción
Prelinneana
Linneo
La época postlinneana
1842-1895: los primeros intentos
    El Código de Strickland (1843)
    El Código de Kiesenwetter (1858)
    El Código de Strickland (versión de 1866)
    Propuestas de W.A. Lewis (1872-1875)
    Propuesta de D. Sharp (1875)
    El Código de Dall (1878)
    El Código de la Unión Americana de Ornitólogos (AOU, 1886)
    La aportación francesa: Maurice Chaper y Henri Douvillé
    El Código de Blanchard (1889)
    El Código de la Deutsche Zoologische Gesellschaft (1894)

1895-1905: hacia el Código Universal
    El nacimiento de la Comisión (1895)
    Los años posteriores (1898-1905)

1905-1936: Las Règles Internationales y su aplicación
    Se publican las Règles (1905)
    Códigos alternativos
    Los años posteriores

Un nuevo Código
Desde 1961: la época moderna
Los Principios Básicos del Código
Límites del Código
    Niveles
    Definición
    Ámbito
    Exclusiones
    Independencia
    Punto de partida

Principios básicos
    1. Principio de la Nomenclatura Binominal
    2. Principio de Prioridad
    3. Principio del Primer Revisor
    4. Principio de Coordinación
    5. Principio de Homonimia
    6. Principio de Tipificación

Innovaciones
    Publicación
    Registro
    Gramática
    Líneas de acción automáticas

Cambios en los Artículos
   
Cambios que afectan a las propuestas de nuevos nombres
   
Construcción de las designaciones de lectotipo
   
Cuestiones que afectan a los neotipos
   
Cambios que afectan a la publicación
   
Medidas que facultan a los autores a actuar en pro de la preservación del uso establecido
   
Listas de Nombres Disponibles

El futuro
   
BioCode
   
     http://www.york.biosis.org 
        http://www.inform.umd.edu/PBIO/nomcl/mcnet1.html 
        http://romlx6.rom.on.ca/biodiversity/biocode /
   
Las propuestas de Nikita Kluge
   
PhyloCode
   
     http://www.ohiou.edu/phylocode/ 

 Algunas recomendaciones para la correcta praxis nomenclatural

 


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